jueves, 27 de junio de 2024

ACERCA DEL ORIGEN DEL ESCUDO MUNICIPAL DE SAN ISIDRO

Por Marcela Fugardo


Durante la administración del Juez de Paz Luis Emilio Vernet, en 1862, la Municipalidad de San Isidro adoptó como señal de identidad visual un “sello” (ya que, por no seguir las reglas de la ciencia heráldica, no debería llamarse un escudo), de corta vigencia, que representaba su carácter de tierras de labranza, compuesto por un óvalo angulado apaisado, de contorno doble perlado, donde se dibujaron herramientas de labranza: una gavilla, un rastrillo, una guadaña y, en la parte superior, un sol radiante.



Para 1877, la Municipalidad había adoptado otro sello identitario, también oval apaisado, en cuya bordura llevaba la leyenda “Municipalidad de San Ysidro”, y en su parte central exhibía una rama de olivo.


La falta de un blasón en el sentido propiamente heráldico dio lugar a la utilización, en la papelería oficial, entre los años 1894 y 1896, de una impronta semejante al primitvo escudo nacional que también usó la Provincia de Buenos Aires (adviértase que las ramas corresponden al roble y al laurel) con la leyenda “Intendencia Municipal” en su contorno.


En 1906, al cumplirse el segundo Centenario de la fundación de la Capilla y Capellanía dedicadas a San Isidro Labrador, a pedido del cura párroco que era el P. Juan P. Viacava, el vecino Adrián Beccar Varela concretó su obra San Isidro-Reseña histórica, texto de referencia hasta hoy. El día de los festejos oficiales, Beccar Varela pronunció un discurso en homenaje al capitán Domingo de Acassuso y al pueblo de San Isidro, con fuerte énfasis en el valor de la tradición y de la historia como modelo de los pueblos. Además, para esta ocasión, Adrián Beccar Varela bosquejó una medalla alusiva, cuya iconografía recoge la leyenda fundacional (ya que, según señaló el P. Francisco Actis, no puede tenerse por “tradición” sino por relato legendario compuesto por Mariano Pelliza) que retrata un árbol (el célebre espinillo), un sol naciente a lo lejos, una capilla y un caserío como germen del pueblo capellánico.



Escudo y sello oficiales

Durante la intendencia del vecino Andrés Rolón, el Honorable Concejo Deliberante en la sesión del 29 de diciembre de 1915 (folios 79 y 80), a través de su presidente Jorge Gowland, y ante los concejales Carlos Hoevel, Horacio Montes de Oca, Fermín Ataún y Perfecto Iglesias manifestó que:

 

Acto continuo el señor Presidente presentó á la consideración del H. Concejo el siguiente proyecto: H. Concejo: Siendo necesario establecer definitivamente el sello ó escudo municipal de San Isidro, á fin de que tenga un carácter propio, que represente la tradición que sirve de base á la  historia de su fundación, no solo para que él sea usado en los actos oficiales de la Municipalidad, sinó también para distribuir entre las autoridades superiores la medalla que debe servirles de distintivo, he creido conveniente presentar á vuestra consideración los siguientes proyectos, últimos de mi actuación municipal:

 

Ordenanza

Artículo 1.º: Declárase escudo oficial de la Municipalidad de San Isidro, el que será formado por un dibujo igual al que se estampó en la medalla que se distribuyó para el segundo centenario de la fundación de San Isidro, representando la tradición del capitán Domingo de Acassuso, que representa un árbol, un sol naciente, a lo lejos una capilla y un pueblo.

Artículo 2.º El sello oficial de la municipalidad estará formado por su escudo, contorneado por una inscripción que diga: “MUNICIPALIDAD DE SAN ISIDRO, DEPARTAMENTO DELIBERATIVO O DEPARTAMENTO EJECUTIVO en cada caso.

Artículo 3.º Comuníquese, etc.

 

Adviértase que, por primera vez, la Municipalidad distingue entre su “escudo” y su “sello” (éste último incluía el blasón).

 

Al día siguiente, 30 de diciembre de 1915, la Ordenanza quedó sancionada y, el 6 de enero de 1916, Avelino Rolón emitió un Decreto encomendando al Dr. Adrián Beccar Varela “la composición de dicho escudo conforme con la Ordenanza de referencia.

 

En una nota publicada el 13 de mayo de 1916 en La Razón, el propio Adrián Beccar Varela decía: “Fuimos encargados, por decreto de la Intendencia, para reunir los antecedente históricos para el escudo, y proyectarlo. Encomendamos a nuestra vez la tarea de la preparación heráldica del escudo al inteligente y patriota presbítero Carlos Ruiz Santana”.

 

Vale decir que participaron dos ingenios en esta empresa visual: un historiador para reunir los antecedentes y un heraldista para diseñar el blasón. Debe anotarse que el P. Ruiz Santana, aunque no se ciñiera de modo ortodxo a las reglas de la heráldica, se dedicó a diseñar numerosos escudos eclesiásticos para obispos argentinos y otros blasones.

 

En otra nota publicada en el mismo medio, pero más tarde, el 14 de mayo de 1923, Beccar Varela señalaba que aquella Ordenanza “no se cumplió porque el Intendente Rolón terminó su período y los que los sucedieron no se interesaron por ella”.

 

La labor de Ruiz Santana y variantes posteriores


Sin embargo, el presbítero Carlos Ruiz Santana (1878 – 1956) como dijimos antes, heraldista eclesiástico casi oficial cumplió con la realización del blasón sanisidrense, basado en aquella iconografía de referencias fundacionales legendarias pero muy arraigadas en el afecto vecinal. Cabe mencionar que el P. Ruiz Santana había transcurrido el año 1906 como teniente cura de la parroquia de San Isidro, participando en los festejos del segundo Centenario.


Debe anotarse, además, que existe una versión policromada del escudo, cuya lámina original se conserva en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro y que ofrece algunas variantes respecto del dibujo de Ruiz Santana. Se trata del escudo pintado por un denominado “Hermano Julián” (según la rúbrica al pie), que concede especial protagonismo al espinillo de Acassuso y enmarca la escena en la forma de una aureola del tipo mandorla (en lugar del ovoide); y que en lo demás se atiene a la iconografía ruizsantanesca (aunque el sol naciente sobre el río aparece aquí antropomorfizado).

  
Escudo del P. Ruiz Santana.


Escudo del Hno. Julián.

Como puede observarse, las versiones posteriores empleadas por la Municipalidad mezclaron elementos iconográficos de ambos diseños, manteniendo el pergamino alrededor de la elipsis (aunque, en algún momento, añadiendo una cresta trebolada), y privilegiando con mayor escala el espinillo.



Dejando a un lado la descripción estrictamente heráldica, y en el plano iconológico, en todos los casos vemos los elementos de la leyenda (el espinillo del sueño de Acassuso) sumados a las notas de origen y topografía del poblado (barranca, río, iglesia, rancho), plasmados gráficamente en la heráldica.

 

Volviendo a Ruiz Santana, puede notarse que la elipsis u ovoide (rodeada por un pergamino o cuero a modo de cartuccio o cartela decorativa) contiene la figura principal del espinillo donde, según la leyenda, don Domingo de Acassuso tuvo el sueño místico que lo impulsó a fundar la capellanía. Acompañan al arbolillo, una barranca, la primitiva capilla, un sol naciente sobre el río y una modesta construcción, de tipo rancho, que simboliza al incipiente poblado.

 

Así lo describe Santana:

Lleva en el campo del escudo Municipal, un espinillo, las barrancas de San Isidro (los Montes Grandes) y el sol naciente dorando las aguas del Paraná porque bajo un espinillo corpulento, contemplando desde las altas barrancas, el río, los campos cubiertos de verde, el cielo purísimo y el sol esplendoroso, don Domingo de Acassuso, soñó con que, si llegara a ser rico, fundaría una capilla y edificaría un templo en honor de San Isidro Labrador. Acassuso fue con el andar del tiempo, de una manera providencial, hombre de gran fortuna. Fundó la capellanía, edificó la iglesia y fue fundador de San Isidro. De ahí los emblemas adoptados en el Escudo Municipal.

 

Su iconografía, que remite a versión legendaria del origen de San Isidro y a sus improntas geográficas, es un apelativo, a ese imaginario colectivo de los sanisidrenses y una expresión de notas y valores que conservan su vigencia en nuestra comunidad: el paisaje de la barranca y el río, los árboles, la fe y el trabajo.


Valoración patrimonial

El escudo de San Isidro, más allá de su valor como emblema oficial, es para los sanisidrenses un verdadero “semióforo”, una señal de identidad que, a través de sus elementos iconográficos nos interpela en cuanto al vínculo que esta comunidad viene estableciendo desde hace varias generaciones con su pasado más remoto. Es, por ende, una parte de nuestro patrimonio identitario, en la vertiente de la heráldica.

 

Bibliografía y Archivos consultados

De Masi, Oscar Andrés: Adrián Beccar Varela. La tradición como identidad. El progreso como mandato. Maizal ediciones, 2017.

Lozier Almazán, Bernardo: “Reseña heráldica sanisidrense” en El Arcón de los Recuerdos. Crónicas sanisidrenses. Carta Abierta, 1995, p. 93.

Rousset, Ivonne: “Vocación – Patria – Estudio. Reseña de la vida y obra del Presbítero Carlos Ruiz Santana (1878 – 1956), en Revista del Instituto Histórico Municipal de San Isidro N.º XX. Municipalidad de San Isidro, 2006, p. 165.

Libro de Actas 1915. Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de S.I. “Dr. Horacio Beccar Varela”.






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