Por Marcela Fugardo
En algún momento de la segunda mitad del siglo XIX, comienzan a llegar migrantes extranjeros a San Isidro y se van instalando en los alrededores del pueblo hacia el Sud Oeste, cruzando las vias del FCCA. Esta parte del pueblo, durante muchos años, se la denominó oficialmente “Villa Acassuso” y era una barriada popular, fuera del Casco histórico aunque en algún punto comprendida dentro de las llamadas “tierras del Santo”. Sin embargo la presencia de tantos italianos especialmente calabreses, sumado al hecho de haberse bautizado con el nombre de Acassuso a la estación del ferrocarril ubicada entre San Isidro y Martínez, en el año 1935, hizo que con el tiempo todo el sector ubicado entre Alsina, Rolón, Tomkinson y Centenario comenzara a conocerse popularmente como “La Calabria”.
La denominación oficial se formalizó recién el 31 de
julio de 1972 (al final del documento incluyo la Ordenanza municipal), que fijó
los límites desde Av. Centenario hasta la antigua Avenida la Tahona –hoy Andrés
Rolón– y desde la calle Intendente
Tomkinson hasta la Avenida Bernabé Márquez.
Sus vecinos eran mayormente inmigrantes italianos (aunque no exclusivamente) dedicados a diversas tareas como quinteros o albañiles o empedradores u horneros de ladrillos, etc. La proveniencia italiana y en gran medida calabresa determinó el nombre popular. La construcción de la nueva parroquia en 1895 demandó mucha mano de obra de operarios especializados como eran estos italianos.
El nombre es portador de una nota de etnicidad, lo cual lo distigue sobre otros barrios del partido de San Isidro.
En marzo de 1909, se loteó toda la franja de tierra que va desde la calle Estanislao Díaz (hoy Avellaneda) hasta Jacinto Díaz, desde Santa Fe, pasando la calle Alberti. Los apellidos que figuran como los primeros compradores son: Masari, Benegas, Di Carlo, Delfino, Cogorno, del Raz, Guglielmo, Flori, Marra, Bertone, Tiscornia, Di Serio, Hormelo, Paleta, Scarchella, Zipoli, Pelliosi, Tripoli, Mariani, Batestrini, Morganti, Costa, Canton, Berri, Sciatigo, Guglianoni, Nocito, Parda, Gonzon, Balignari, Obarrio, Cercoli, Balastrini, Cajarino, Campos Conco, Paladino, Jacue, Villar, Benmenudo, Aragone, Onorato, Raimundo, Guido, Greco, Ferrari, Meneo, Palermo, Banegas, Ramullo, Franchi, Márquez y otros. Como se puede ver, la mayoría son italianos pero hay españoles y hasta algún francés.
Sus vecinos son en general familias que han vivido allí
por generaciones y están muy arraigados al barrio.
Su carácter popular es una nota que lo conecta con su propia historia.
Otra nota identitaria es la presencia de los padres salesianos, con el Colegio Santa Isabel y la parroquia San José. Todo ello se debe a la iniciativa de un sacerdote de origen italiano, a principios del siglo XX: el Padre Castiglia que era salesiano.
Pero al comienzo no fue tan bien
recibido, porque muchos de los pobladores eran anticlericales.
La primera capilla sería luego reemplazada por el
actual templo, cuya construcción comenzó en 1925, siendo sus constructores
Victorino Rosello y Valentín Boris, ambos vecinos del barrio. Fue proyectada
por el arquitecto y sacerdote salesiano Ernesto Vespignani.
Con el apoyo y asesoramiento de una Comisión Fundadora, el Obispo de San Isidro, Monseñor Antonio M. Aguirre, decidió elevar a San José a la dignidad de Templo Parroquial, lo que se concretó el 10 de noviembre de 1966.
En el interior del
templo descansan, desde 1936, los restos del Padre Castiglia.
También una plaza lleva el nombre del P. Castiglia y allí existen dos monumentos muy identitarios: el monumento al sacerdote mencionado y el monumento al Inmigrante calabrés.
Otra plaza de "La Calabria" llamada Plaza Alsina tiene la particularidad de que no posee un monumento a Alsina… ¡sino a San Martín!!
Y otro sitio que se
relaciona con "La Calabria" es el Cementerio Central, creado en 1854, ubicado en
la manzana delimitada por las calles Diego Palma, Int. Becco, 3 de Febrero y
Haedo.
"La Calabria" se fue poblando aceleradamente y a finales de los años 30, los salesianos deciden la construcción de un cine teatro para el entretenimiento no solo de los alumnos del colegio y sus familias sino para toda la comunidad. Así nace el cine teatro Don Bosco. Fue emplazado en la esquina de Diego Palma y Alberti con una capacidad de 1500 butacas, plateas y dos niveles de pulman y superpulman, con dos proyectores de cine para poder hacer las funciones en continuado. Un escenario adaptado para teatro con vestuarios en el subsuelo y telones para las diferentes escenografías. En los años 70 fue sede del famoso festival Buenos Aires Rock. (B. A. Rock) desfilando por sus tablas las más famosas bandas de música pop y rock.
Cabe mencionar, también, como marca urbana, la Escuela Secundaria N.º 3 “Libertador Gral. José de San Martín”, frente a la Plaza Castiglia, inaugurada en 1940.
Otro hito importante en la evolución urbana de "La Calabria" fue la inauguración, en 1945, del barrio para los trabajadores de Obras Sanitarias de la Nación (Barrio San Isidro, conocido popularmente como el Barrio de “Las casitas”), que marca una política pública de vivienda social que se atribuye el Estado, quien provee iglesia, escuela y plaza de recreo con uso ceremonial.
En cuanto
a la arquitectura en general de “La Calabria”, al comienzo era marcadamente italianizante
(casas sobre la línea municipal que reproducían en sus fachadas la preceptiva
de los Tratados italianos) y aún pueden verse algunas de ellas. Luego vino la
etapa del Art Déco y los chalets.
Hoy
mucha de esa arquitectura del pasado se ha cambiado por edifcios más modernos,
pero la impronta aún queda reconocible en los testimonios que permanecen en
pie, sumado al arbolado y el empedrado de sus calles.
Como dato curioso: en los primeros dos minutos de la película “Canuto Cañete, conscripto del siete” (1963) puede verse una toma de la calle Garibaldi con el punto focal de la iglesia de San José.
El 29 de abril de 1922 nació en "La Calabria" Fidel de Luca, cinco veces campeón de profesionales del golf.
Declaración Municipal de “La Calabria”
Ref.: Expte. N.º 11644-G-1972
SAN ISIDRO – JULIO 31 DE 1972
DECRETO NUMERO OCHOCIENTOS DIECISEIS
VISTO Y CONSIDERANDO.
QUE en San Isidro uno de los cofres donde la historia
argentina guarda los más ingentes tesoros de su tradición;
QUE como tal, es muestra clara de los distintos factores
que configuran ese quehacer tan caro a los acendrados sentimientos localistas;
QUE dentro de la heterogeneidad de razas que es signo
descollante de la formación de su idiosincrasia, la comunidad argentina en
general y la sanisidrense en particular, guarda significativo respeto por
aquellas que se integraron a la autóctona de tal manera que fueron virtualmente
factores formativos de insoslayable importancia;
QUE en este orden de ideas el pueblo italiano contribuyó
con evidente fuerza a esa formación y es así que San Isidro contempló el
ingreso a su comunidad de un núcleo calabrés que actuó en beneficio de la
prosperidad de una zona que, hasta el momento, no había recibido aportes
humanos de importancia;
QUE fue, además, el primer núcleo poblacional que decidió
su instalación al otro lado del Camino de Santa Fe” (hoy Avenida Centenario),
hacia el Oeste; tierra entonces exclusiva de chacras y quintas hasta los
límites del Partido (calle Sarratea), puesto que la explosión demográfica y
edilicia de Boulogne y Villa Adelina en di5rección inversa, estaba lejos de
producirse;
QUE la designación popular de “Calabria” al barrio en
crecimiento era grata y proclamada orgullosamente por sus juveniles habitantes,
contra la opción de “Villa Acassuso” que respondía a una coquetería sofisticada
de lógico origen femenino;
QUE es de recordar el rechazo o aversión de las jóvenes
de esa época a la designación costumbrista propiciada por el presente, mientras
que, por el contrario, los jóvenes la defendían con ahínco y arrogancia
varonil, originando tal contraposición situaciones no exentas de matices
risueños campo sin duda propicio para la anécdota pueblerina;
QUE tanto es así que cuando ese Padre Castiglia solicitó
permiso en el año 1903 para la instalación de aquel oratorio ya la zona contaba
con un conjunto de vecinos oriundos de aquella localidad italiana, a los que en
realidad dedica ese lugar de recogimiento tan grato a su modalidad;
QUE San Isidro recibió un aporte espiritual de aquella
zona, en tanto sus vecinos no solo se dedicaban a las tareas de quinteros,
artesanos u obreros según la vida les iba señalando ..... que a la par criaba a
sus familias muchas veces merced a la ayuda del Colegio Santa Isabel y prueba
evidente es el hecho de que ese grupo brinda a San Isidro la figura de un
hombre que llega a regir sus destinos locales como el Intendente Pedro Becco;
QUE fueron también atraídos por la mano de obra
especializada exigida por la monumental construcción de nuestra actual
Catedral, comenzada a ser construida a fines de 1895; y por otras residencias
veraniegas de ambiciosa arquitectura;
QUE esos primeros pobladores, desarraigados de su lugar
natal por las lógicas circunstancias sociales de un país en permanente avance
demográfico que siempre como es sabido, ha excedido las posibilidades
geográficas de su territorio;
QUE el entonces Cuartel 2do. Que abarcaba desde la
Avenida Centenario hasta la antigua Avenida la Tahona –hoy Andrés Rolón– y desde la calle Intendente Tomkinson hasta
la Avenida Bernabé Márquez, fue sede parcial de aquellos inmigrantes que
dividieron una parte de esa vieja “Villa Acassuso” para llevarlo a la
antonomasia de su denominación como “Calabria”;
QUE aquellos pobladores calabreses llegan a San Isidro en
el último cuarto de siglo pasado, trayendo su humilde entusiasmo. Hoy
acostumbrados al trabajo y al esfuerzo puestos en beneficio de la tierra
generosa que recibe un afincamiento y les ofrece en libertad la posibilidad de
ejercer sus ansias de superación y progreso;
QUE todo ello se traduce en pinceladas de matices tan
profundos como brillantes, emergentes de sus esperanzas y de su humildad y que
imprimen la imagen pictórica del viejo y del actual San Isidro, un particular
color de vidas sacrificadas por el diario trajinar en aras de una labor
mancomunada por y para la sociedad que los alberga;
QUE allí fue creciendo un pedazo de San Isidro que fue
recibiendo los adelantos urbanísticos en la medida de la relatividad que
condice con sus carencias económicas pero que, justo es destacarlo, incidió en
la configuración particular de una zona de calles de piedra y árboles ya añosos
en sus anchas veredas;
QUE amén de todo ello fueron tan singulares en sus
características edilicias y urbanísticas que incluso la deficiencia de sus
desagües originó otra denominación “vulgo-sensus” motivada por la permanencia
en sus calles de aguas pluviales que según recuerdo de sus más antiguos
pobladores, determinó el acrecentamiento de batracios, risueña rememoración de
hechos que dan vida y color a un lugar y afianzan la emisión del recuerdo de
una época pasada pero no olvidada;
QUE, válida es la remembranza para sentar el principio de
reconocimiento a la importancia del lugar y el obligado homenaje que se desea
rendir a sus primitivos pobladores, denominándose “Calabria”;
QUE esta nominación enraizada en el consenso popular,
afianzada por el acaecer de aquella inmigración, ratificada en el lenguaje
corriente de todo sanisidrense, no es como se dice, más que la convalidación de
un nombre que ya está inmerso en su habla y concatenado a la esencia misma de
su sentir y la oficialización de esa nominación no es más que darle vigencia
real a un hecho palpable;
QUE la medida administrativa del Municipio reconoce como
espíritu dominante y prevalece brindar justo y sencillo homenaje a una muestra
de trabajo fecundo personificándose en el nombre aludido a esa laboriosa
colectividad calabresa;
Por ello, en ejercicio de las atribuciones conferidas por
Ley 7443 del Superior Gobierno Provincial;
EL INTENDENTE MUNICIPAL DE SAN ISIDRO
Decreta:
Artículo 1.- Denominase “Calabria” a la zona delimitada
por las calles: Avenida Centenario, Alsina, Avenida Andrés Rolón e Intendente
Tomkinson, San Isidro.
Artículo 2 .- Cursase nota a las Sociedades de Fomento
“Unión Vecinal Andrés Rolón” y “Unión Vecinal General Pueyrredón” y demás
Entidades representativas que actúan dentro de los límites del artículo 1.
Artículo 3.- Dése al Libro de Decretos y al Boletín
Municipal. Comuníquese. Publíquese. Tomen conocimiento todas las Secretarías y
Representaciones Municipal.
Federico Alberto Cruz, Secretario de Gobierno
Cont. Pedro Llorens, Intendente Municipal.
* Estos contenidos los preparé a pedido del diario La Nación para la nota aparecida el 17/6/2024.
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