Por Marcela Fugardo
Tanto la histórica Confitería El Molino como la panadería La Argentina, en San Isidro, han apalancado su fuerte protagonismo edilicio en una ineludible esquina, cuyos edificios además de ofrecer aspectos de lenguaje expresivo epocal de interés común, rematan en una cúpula que se torna fuertemente identitaria.
Los avisos comerciales de ambos establecimientos apelan a la viñeta del edificio como marca de identidad inconfundible en el paisaje urbano del barrio.
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