miércoles, 24 de septiembre de 2025

LÍNEA DE TIEMPO. COSTA DE SAN ISIDRO (EN PROGRESO)

Por Marcela Fugardo


10.000 a.c.

La "era del hielo" local

En el comienzo, el paisaje y su biodiversidad se vieron afectados por la formación de biomas que corresponden a la llamada "era del hielo" local. No existían aún las barrancas, la costa estaba alejada 300 km al este de su ubicación actual, predominaban las áreas desérticas, la arboleda era escasa y las temperaturas muy bajas. Alrededor de 10.000 años atrás se produce la extinción de la megafauna sudamericana, caracterizada por la presencia de tigres dientes de sable, perezosos y osos hormigueros.

 

6.000 a.c.

Un paisaje sin relato

Las barrancas que identifican a la topografía del Pago de la Costa no siempre existieron: su antigüedad se remonta a unos 6.000 años atrás, cuando las aguas oceánicas hicieron su ingresión en la meseta pampeana, formando ese característico accidente geográfico visible aún, tanto en San Isidro como en otros puntos punto de la ribera del Río de la Plata, desde el Parque Lezama hasta Punta Chica.

 

1450

La presencia humana en el territorio del Pago de la Costa

No podría precisarse con exactitud el momento prehistórico de la llegada de los primeros hombres y las primeras mujeres al Pago de la Costa, pertenecientes al ciclo de los cazadores. Hay, sin embargo, consenso entre historiadores y arqueólogos en fijar hacia esta fecha la presencia de los guaraníes, bajados desde el Paraguay, aproximadamente un siglo antes de la llegada de los españoles. Con el asentamiento de los guaraníes, llamados por los españoles "guaraníes de las rosas" por su costumbre de trabajar la tierra apenas rozándola. Vivían en grandes chozas, eran recolectores, cazadores y pescadores, pero también cultivaron ingeniosamente el oficio de la labranza, con herramientas rudimentarias, en las numerosas "sementeras", donde sembraban y cosechaban maíz, batata, mandioca, poroto, zapallo, etcétera. Precisamente, la fertilidad de las tierras de la costa norte del río de la Plata atrajo su llegada.

 

Estas familias de guaraníes cuyos nombres individuales ignoramos, fueron los pobladores del Pago de la Costa al momento de la llegada de los españoles.

 

1580

La llegada de los españoles y su modelo territorial

Juan de Garay reparte, con rumbo norte, 65 suertes de “chacras de pan llevar” para labranza entre los pobladores que acompañaron su viaje, entre ellos Ana Díaz, la única mujer. De estas chacras, 17 corresponden al actual Partido de San Isidro (N.°47 a N.°63). La comarca era denominada Pago de la Costa del Monte Grande.

 

1706

Comienza una devoción de tres siglos

Domingo de Acassuso adquiere parte de una chacra con el fin de levantar en ella una capilla bajo la advocación de San Isidro Labrador y fundar una capellanía (tierras para su sostenimiento, conocidas como “Tierras del santo”). La modesta aldea de agricultores comienza a conocerse como San Isidro.

 

Con el tiempo, el poblado fue dando lugar a un suburbio patriarcal frecuentado por las familias principales de Buenos Aires que poseyeron extensas chacras. Juan Martín de Pueyrredon y Mariquita Sánchez de Thompson fueron dos de aquellas figuras de los albores patrios que dejaron su huella en San Isidro.

 

1825

La gesta libertadora de los 33 Orientales

Parte desde Puerto Sánchez (arroyo Sarandí), la expedición libertadora de los 33 Orientales, para liberar a la Banda Oriental, hoy Uruguay, del dominio imperial de Brasil.

 

El viaje inaugural del vapor Druid llega a San Isidro

El Druid, primera embarcación a vapor que navegó el Río de la Plata, llega a San Isidro. Partió desde el muelle de Buenos Aires, con 40 pasajeros (entre ellos, Mariquita Sánchez, el almirante Brown, Rivadavia, Bonpland) y llegó al puerto del Sarandí, donde permaneció cuatro horas, siendo visitado por el vecindario: “la marcha del buque, al partir, fue victoriosamente saludada, y la admiración de todos fue indescriptible cuando el silbato, que anunció la partida, se hizo sentir estrepitosos, elevándose una columna de vapor que acarició los sauces seculares de la ribera”.

 

1834

Habilitación del puerto

Se habilita el Puerto de San Isidro, por decreto del gobernador Viamonte y su ministro Guido, de acuerdo con un informe favorable elevado por el Departamento Topográfico de la Provincia. “Puerto de San Isidro Labrador” es la designación dada por el decreto.


La época dorada de las quintas de recreo

A finales del siglo XIX, con la llegada del ferrocarril y las epidemias que asolaron a Buenos Aires, creció la afluencia de familias que llegaban a San Isidro en busca de un clima saludable y un paisaje de poética belleza. Comienza la época dorada de las quintas veraniegas…


1891 – 1896

El tren llega a la Costa

La Compañía Nacional de Ferrocarriles Pobladores Argentinos —luego Ferrocarril Buenos Aires a Rosario (FCByR)— construye gradualmente la línea del llamado tren del Bajo entre Belgrano y Tigre, que venía a competir con la anterior, como una nueva vía de comunicación para las quintas de veraneo, las huertas al pie de la barranca y los productos del Delta.


La aldea patriarcal de largas siestas estivales se transforma en un pueblo suburbano con ansias de modernidad.


1895

El paseo de los Tres Ombúes

Inauguración del Paseo de los Tres Ombúes, primer paseo-mirador sobre las barrancas sometido a acciones de parquización y jardinería, e intervenido con elementos decorativos, y equipado a los efectos de conectar con una escalinata la parte alta de la barranca con el bajo, y crear puntos de observación panorámica hacia el río.


1896

Incipiente turismo en la ribera

La Municipalidad favorece el uso de la ribera y construye “casillas de baños” cercanos al Sarandí. Muchos visitantes vienen de capital (especialmente los fines de semana), en carruajes y luego en ferrocarril.


1898

El nuevo y majestuoso templo

Inauguración del nuevo templo, actual Catedral de San Isidro, que se erige como faro y guía en la cresta de la barranca. De estilo neogótico, fue proyectada por los arquitectos Paquin y Dunant.


1899

Forestando el Bajo

La Municipalidad planta 37 hectáreas de álamos y sauces en el Bajo.


Dos paseos, un club y un monumento

1907

Inauguración del paseo mirador llamado la “Terraza de Martínez” (luego Paseo del Águila), donde concluye la calle Pueyrredon al llegar a las barrancas.


1910

Fundación del Club Náutico San Isidro.

Inauguración del Paseo de los Paraísos.

Con motivo del Centenario se inaugura el primer monumento emplazado en San Isidro, “El Águila de la Libertad”, obra de Emilio Andina, en el paseo de la terraza de Martínez, que con el tiempo se llamó “Paseo del Águila”.


1913

El tranvía llega al arroyo Sarandí

Inauguración del tranvía del Bajo, desde la estación de tren San Isidro “R” hasta el Sarandí. Funciona sólo sábados y domingos. Y tiene dos coches. Se alquila un terreno en el Bajo para guardar las mulas que lo arrastran.


1914

El Tala y el Sarandí

Inauguración del Paseo de El Tala.

Se plantan 5.000 sauces y 100 álamos en el Sarandí.


1917

Un balneario en Martinez

Inauguración del Balneario Mar Dulce (Martínez).


1918

Corte de sauces

Se licita el corte de sauces del Bajo, que se usan para combustible.


1919

El uso de la costa: de bañistas y lavanderas

Otro balneario popular, “Tutankamon”, o “Las Toscas”, funciona en la calle Pacheco y el río.

Se aprueba la ordenanza que prohíbe la antigua costumbre de cavar pozos en la arena para lavar la ropa, permitiéndose el lavado en el río sólo a quienes lleven un tacho limpio y propio. Se ordena cegar los pozos existentes frente a la “terraza de Martínez”. Además, cada lavandera deberá fijar sus alambres paralelamente al murallón del ferrocarril.


1927

Se suprime el tranvía al Sarandí.

 

1928

Mojones de la ribera

La Dirección de Navegación y Puertos coloca 27 mojones de demarcación, de hormigón, en la línea de la ribera de San Isidro.

Inauguración del balneario y espigón de San Isidro, con su mástil monumental.

 

1929

El espigón de Pacheco

Inauguración del espigón “Anchorena” en la extensión de la calle Pacheco.

 

1934

El puerto frutero que fue arenero

El Ministerio de Obras Públicas construye un nuevo puerto para que funcione como frutero regional, pero su escaso calado obligó a cambiar su destino y se convirtió en arenero, adquiriendo gran movimiento a partir de la década de 1950.


1935

Gran creciente que inunda el puerto recién construido y todo el Bajo hasta el tercer riel del ferrocarril.


1935

La era de los clubes náuticos

Fundación del Club Náutico Sudeste.

El Poder Ejecutivo Nacional le otorga la concesión de las tierras al Club de Veleros San Isidro, por entonces Club Atlético Dirección General de Navegación y Puertos.


1937

Fundación del Club “El Molino”.


1940

Cuando el río crece…

Desastre en la ribera. Se da la creciente máxima del río, la más alta de la historia: 4,38 m.


1943

Declaración de Lugar Histórico Nacional (Decreto PEN n.º 6115/1943), del sitio de embarque de los 33 Orientales.


1950

Se aprueba la ordenanza que dona la Isla Sarandí al Club Náutico San Isidro (20.975 m2).


1961

Clausura del servicio de pasajeros entre Mitre y Delta (Tren del bajo).


1964

Una expedición monumentada

Inauguración del Monumento a la Expedición Libertadora de los Treinta y Tres Orientales. Se trata de un cuerpo prismático facetado y con predominio de formas romboides y triangulares, ideado por el arquitecto sanisidrense Marcelo Salas, que lleva adosada en una de sus caras un bronce del escultor uruguayo José Belloni.


1975

El primer barrio náutico

Inauguración del Boating Club, precursor de los barrios náuticos privados en la zona el primero en desarrollar la idea de contar con amarras en la puerta de las casas con salida directa al río.


1978

Se declara “Zona de Preservación de la Flora Autóctona” al sector de la barranca del Museo Pueyrredón.


1979

Un proyecto convertido en Ley N.º 17.344, que contemplaba la construcción de una autopista ribereña con rellenos CEAMSE, fue descartado por la fuerte oposición vecinal que despertó.

La Administración General de Puertos de la Nación le cede el puerto en tenencia a la Municipalidad, para que lo administrara por 10 años a partir del 1.º de enero de 1980.


1980

La Municipalidad clausura el puerto arenero debido al problema de la salida de los camiones.


1982

Se sanciona la Ordenanza 5802 de protección de fauna.


1988

La Municipalidad crea el Parque Natural de la Ribera o Refugio Natural Educativo de la Ribera Norte constituye la primera área protegida municipal de la República Argentina, para el “mantenimiento a perpetuidad” del ambiente natural del cual está comprendido el parque (Ordenanza N.º 6541). Depende de la Fundación Vida Silvestre hasta 1994.


1989

Inauguración de “Puerto Libre”, espacio dedicado al bienestar recreativo de los adultos mayores.


1992

Declaración como Sitio Histórico Provincial (Ley provincial n.º 11242/1992), al sitio de embarque de los 33 Orientales. La Nación le cede la administración del puerto a la Dirección Nacional de Actividades Portuarias.


1993

Dos graves sudestadas inundan la ribera. Se inicia la construcción de un albardón, o “polder” de contención, que se extiende dese el Colegio Carmen Arriola de Marín, por el Norte, y la calle Perú, en Las Barrancas, por el Sur. Para ello se utilizó la tierra sacada de la excavación que se realizaba bajo las vías del ferrocarril y la calle Roque Sáenz Peña para la construcción del túnel. Se completa el sistema de bombas con seis estaciones.

Se otorga concesión del ramal del Bajo, por un término de 30 años, a la Sociedad Comercial del Plata (Tren de la Costa S.A.) que, con financiación del Estado, asume la rehabilitación del trazado férreo y de las estaciones.

 

1995

Reapertura del ramal ferroviario del Bajo, inaugurado con la presencia del príncipe Felipe de Borbón, hoy Felipe VI, rey de España. Se reacondicionan las 8 estaciones existentes y se construyen 3 nuevas (Libertador, Maipú y Marina Nueva), introduciendo el concepto de híbridos entre estaciones ferroviarias y paseos de compras.


1997

Inauguración de la Feria de Anticuarios en la Estación “Las Barrancas”.

Se lleva a cabo el Congreso Vecinal “San Isidro, ¿Qué ribera quiere?”. Se presentan 60 proyectos de la más variada índole, aunque preponderantemente ecológicos o dirigidos al rescate de la costa para uso público (una opción que dividió a los asistentes). No faltaron los ultra ecologistas que promovían la naturaleza total, con prohibición absoluta de transitar la costa para no alterarla, y críticas por los rellenos que modificaron sus condiciones naturales y la línea de la ribera. La gran mayoría de propuestas apuntaba a rescatar la ribera para esparcimiento público libre y gratuito. Esta alternativa predominó en las cuatro comisiones de trabajo y quedó plasmada como premisa fundamental en las conclusiones.


1998

Creación del Parque Natural Municipal Ribera Norte, primera reserva natural municipal de la Argentina.


2003

Se firma convenio con la Provincia pasando el puerto de San Isidro a la administración municipal. Queda anulado, de hecho, un año después.


2002 – 2007

Plan Maestro Costa de San Isidro, desde la calle Paraná hasta la calle España. Se concreta el Sector Alvear y los Sectores Anchorena 1 y 2.


2013

Rescisión del contrato de concesión del Tren de la Costa y sus bienes.


2017

La provincia de Buenos Aires transfiere el Puerto al municipio.

Creación del “Parque Público del Puerto”.

Comienza a funcionar el servicio de lanchas de San Isidro a Puerto Madero.

Inauguración de la escultura “Cincel”, obra del artista Jorge Gamarra.


2019

El Monumento del Águila es declarado Bien de Interés Histórico Artístico Nacional, por Decreto PEN N.º 769/2019.


2020

Las nuevas islas formadas frente a la costa de San Isidro se declaran reserva natural.


2021

Se inaugura la primera etapa del “Parque Público del Puerto”.


2025

Puesta en valor del sitio de embarque de los 33 Orientales, con motivo del bicentenario de la Gesta.



Ver Oficios tradicionales y artesanales de la ribera de San Isidro, por Roberta Lacossegliaz y Horacio Daguanno. En Dossier: Memoria, Identidad y Territorio. Trabajos de integración final de la Diplomatura en Historia y Patrimonio de San Isidro y el Pago de la Costa 2 (2024), pp. 147 – 162. https://usi.edu.ar/publicaciones/coleccion-cuadernos-de-poliedro/


- Pescador.

- Lavandera.

- Resaquero.

- Junquero.

- Calafateador.

- Lonero.

- Botero.





jueves, 21 de agosto de 2025

REGISTRO PARA LA MEMORIA: LA CASA DE AXEL ALTGELT / EL JARDÍN DEL SANTA INÉS. (LEANDRO N. ALEM 316, SAN ISIDRO). 1928-2025

Por Marcela Fugardo


Vista sobre Acassuso esquina Leandro N. Alem, San Isidro.

Este edificio permaneció en pie cerca 97 años. Corresponde al lenguaje expresivo pintoresquista, en la variante del Normando, muy empleado epocalmente en los suburbios de Buenos Aires.

Con techos de tejas en pendiente y chimenea ladrillera, las ventanas exhiben los sardineles y aristones de ladrillos (auténticos o simulados) que forman parte de los estilemas que, con ligeras variantes, caracterizaron la impronta de numerosos constructores locales, como Tiscornia y Morganti, Travaglini, etc., de los cuales existen otros ejemplos en San Isidro.

El arquitecto fue Carlos Alfredo Rocha, y su propietario era el Sr. Axel Hans Martin Altgelt (nacido en Tigre, 7.8.1898 y fallecido en San Isidro, 23.2.1980), quien adquirió el inmueble al Banco Hipotecario Nacional el 31 de diciembre de 1928. Vale decir que, al momento de su compra, es muy probable que el edificio estuviera recién terminado, ya que luce los rasgos inherentes al pintoresquismo en su fase más tardía: ausencia de pain de bois u otros aparejos de madera en el hastial, ausencia de aberturas del tipo lower-vent en la parte alta, ausencia de pináculos o cresterías, superficies murarias revestidas con Iggam o salpicré similar, sin detalles ornamentales, etc.



Lo cierto es que representaba un tipo arquitectónico de época que siguió postulándose como respuesta antiacadémica y a la vez negada a la vanguardia Art Déco (sin resignar algunos detalles “modernos”, utilizando para ello la composición plástica con ladrillos), ante la demanda residencial suburbana de las clases burguesas, especialmente en su segmento medio.


Fue adquirido por el Colegio Santa Inés en 1986, con destino a Jardín de Infantes. Tras su adquisición, la institución educativa modificó el cerco perimetral y su portón bajo en la ochava, y realizó modificaciones menores, preservando las características morfológicas del chalet. El Estudio Arquitectos Molinatti, de San Isidro, fue el responsable del proyecto y el constructor, el Sr. Osvaldo Molteni.


Era el único ejemplar en su tipo en esa cuadra y conservaba en bastante medida la autenticidad de sus fachadas. Ofrecía, complementariamente, una situación amortiguación de la propia esquina de las calles Acassuso y Alem, dado su retiro de la linea municipal y su altura moderada, su agradable paleta de colores, dialogando amistosamente con la casa vecina, también de época, sobre la calle Acassuso.



Como caso de arquitectura epocal suburbana y su aporte al paisaje urbano, postulaba notas de ponderación patrimonial.





Demolida en agosto de 2025.




EL EDIFICIO CONOCIDO COMO “EL SOLAR DE MIS MAYORES” (O ANTIGUA CASA DE OCHAGAVÍA/VERDUGA) Y SU RELACIÓN CON LA UNIDAD DE PAISAJE Y CONJUNTO PATRIMONIAL EN LA CALLE BROWN

Por Marcela Fugardo



"El Solar de mis mayores", esquina de 25 de Mayo y Brown, San Isidro. 
Archivo General de la Nación.

La vereda noroeste de la calle Brown entre Chacabuco y 25 de Mayo, en San Isidro: una unidad de paisaje singular

La cuadra que corre sobre la calle Brown entre Chacabuco y 25 de Mayo (vereda noroeste) ofrece un ejemplo singular y valioso de unidad de paisaje dentro del Casco Histórico de San Isidro.

Es llamativa la homogeneidad epocal y de lenguaje expresivo de las cuatro fachadas, que corresponden todas ellas a la tipología y al uso original como viviendas.

Esa homogeneidad formal se refiere al lenguaje academicista en las unidades n.os 446/456/464/478, con la excepción del edificio neocolonial de época, con número 490 y en la esquina sobre la calle 25 de Mayo.

La preservación de las fachadas en condiciones de integridad y autenticidad es también remarcable, no observándose faltantes de elementos sustantivos (ni funcionales ni ornamentales).

Por su parte, las adiciones visibles (faroles, equipos de AA, carteles) son reversibles y no llegan a alterar la correcta lectura formal de cada unidad y del conjunto.

En suma, la homogénea compacidad de las cuatro fachadas postula un discurso arquitectónico que permite al observador evocar tanto el pasado edificado de San Isidro como los paisajes urbanos y los estatutos estéticos que frecuentaron las generaciones precedentes.



Valoración y características del entorno edificado de la antigua casa de Ochagavía/Verduga o “El Solar de mis Mayores”, sobre la vereda noroeste de la calle Brown:

La doctrina y la legislación comparadas relacionan el inmueble objeto de protección/preservación, con su entorno. La consideración del entorno y la interpretación de su presencia inciden en la integración del juicio crítico frente al fenómeno arquitectónico, como insumo para la gestión del planeamiento.

De ello se deriva la buena práctica receptada en diferentes normativas de planeamiento urbano, de establecer un área homogénea en cuanto a morfología y tejido urbano, a fin de consolidar los atributos que hacen valorable el conjunto .

En este caso, y a excepción del edificio neocolonial de la esquina, no se verifica en el conjunto de edificios sobre la calle Brown entre Chacabuco y 25 de Mayo (vereda noroeste) la irrupción de “lo moderno”, en el sentido de una arquitectura del “estilo nuevo”, producida a partir de los años de 1920, con la salvedad, como digo, de la apelación neocolonial en la esquina y sobre la calle 25 de Mayo. Tampoco se verifica la interferencia epocal modernista del Art Nouveau.

Ni se observa una búsqueda tecnológica superadora de lo formal expresivo.

Tampoco se observa la ocupación de las parcelas con evidencias de “viviendas densas” con propósito de renta inmobiliaria, ya fuera las primitivas del tipo conventillo o la propiedad horizontal multifamiliar en altura.

La esquina sobre la calle 25 de Mayo

Como se dijo antes, la nota de excepción respecto de la formidable unidad de lenguaje y escala de la cuadra, es la continuidad muraria rebajada de la vivienda neocolonial (casa de Ochagavía/Verduga o “El Solar de mis Mayores”), que pese a no corresponderse con el lenguaje academicista dominante, establece con él un amigable diálogo formal y de escala edificada, ya desde la ochava del edificio.

Es, de algún modo, la armoniosa “cabecera” o “cierre” (depende de la ubicación del observador) de la unidad de paisaje.


En tal sentido, va de suyo que desde el punto de vista patrimonial es recomendable preservar la totalidad de la envolvente del edificio que exhibe valores arquitectónicos y evoca las variantes del habitar urbano, en una época determinada por la puesta en crisis de los modelos académicos, pero que sigue apelando al discurso historicista y a ciertas invariantes raigales; y muy especialmente la porción original del edificio que hace su vuelta sobre la calle Brown (n.º 490), donde el perfil escalonado del muro, su remate con tejas, y la presencia de la puerta servicial dotada de un herraje y un llamador de hierro en consistencia de lenguaje, aporta una nota de viñeta tradicional y pintoresca de gran belleza.


Cualquier volumen adviniente por detrás de esta envolvente neocolonial, debería ajustarse a una estricta contextualidad y amortiguación visual en relación con el conjunto altamente patrimonial de las casas contiguas.


Características particulares de las 4 (cuatro) fachadas de la vereda noroeste en la calle Brown:

La simple apreciación organoléptica permite advertir la integridad de las cuatro fachadas academicistas, su relativa homogeneidad epocal, gramatical y morfológica, y su tipología común.

En todas ellas prevalece el criterio de la simetría compositiva, con eje en la puerta de acceso, según la preceptiva tratadística.

Difieren en sus programas decorativos, como veremos.


Brown 446: este edificio, desde la ochava donde se inicia el tramo de la calle Brown, apela al lenguaje italianizante. No se observan degrados sustanciales en la fachada, la cual conserva la integridad de su puerta, fenestración vertical y pilastras con capiteles modelados en relieve.

Elementos añadidos o intrusos: los artefactos de AA en número de 3 (tres), 2 (dos) ventilaciones de Eskabe, carteles comerciales, dos rejas sobre las jambas de la entrada y una marquesina. La paleta de colores luce inadecuada y no parece haber sido motivada en un cateo estratigráfico.

En cuanto a los faroles de tamaño colosal, no siendo originales, intentan dialogar con el lenguaje del edificio y aportan una nota llamativa, casi un capriccio.

También, en los cuatro casos, los elementos añadidos o intrusos (que no son tantos) resultan reversibles.




Las fachadas de Brown n.º 456 y n.º 464 son gemelas y, respecto de las otras dos que se adosan a sus flancos, muestran el esfuerzo de señales decorativas transicionales hacia un mayor afrancesamiento del recetario Beaux Arts.

Al parecer, la textura original de la superficie del muro se resolvía mediante un revestimiento de símil piedra, hoy cubierto por pintura de color grisáceo.


Brown 456: La fachada ha sido señalizada mediante una mayólica por la agrupación localista “Hijos y Amigos”, indicando que allí vivió Carlos Vivan (15 abril 1903 - 16 julio 1971. Nombre real: Rice Treacy, Miguel, fue cantor, actor, letrista y compositor). 

Su lenguaje es academicista, con seudo sillares marcados en la superficie del muro, que, como dije antes, debió estar revestido de símil piedra. Los relieves decorativos apelan al motivo del “rinceau” en dos bandas a manera de friso discontinuo, por debajo de la cornisa. Por encima de la puerta y de las ventanas se colocaron relieves con guirnaldas y la “coquille”. Lo mismo que en la alzada o frontón de coronamiento. Todo ello delata un gesto afrancesado, al menos en el plano ornamental. Las bellas rejas artísticas curvadas o “panzudas” permanecen como partes originales en las ventanas balconadas.

Elementos intrusos: rejas complementarias en el paño de las ventanas y marquesina en la puerta.

Los faroles no son originales.




Brown 464 (sede de LALCEC): Se trata de un caso de mejor preservación original de la fachada, respecto de su gemela, que merece especial encomio. Las características decorativas y compositivas son las mismas.

Elementos agregados o intrusos: un cable canal que oculta una manguera del AA y cartelería institucional. Los faroles no son originales.


Brown 478: Exhibe una señal de memoria puesta por el propietario que dice "1889-Julio-1989", vale decir que, ateniéndonos a esta epigrafía, la casa tendría ya más de 130 años en pie.

La fachada italianizante (más austera que en el edificio de la esquina, desde que aquí las pilastras carecen de capiteles) sigue la preceptiva de la tratadística clásica en materia de rítmica, y ha sido preservada en la autenticidad de su planteo compositivo original. En ella se destaca la fenestración vertical con las rejas de hierro originales, bellamente decoradas con adornos de antimonio epocales (una flor abierta y la palmeta).

Elemento añadido o intruso: un aparato de AA.

En cuanto al único farol que permanece, si bien no es original, se trata de un modelo que intenta referencias coloniales y que se observa en otros edificios del CH.




Notas

Las cuatro fachadas conservan en sus accesos los umbrales originales de mármol.


Las veredas conservan el cordón de granito original y la calle ha preservado en buen estado su empedrado, compuesto por hileras de adoquines cuyas medidas promedio son: 0.22 x 0.13 / 0.19 x 0.115 / 0.23 x 0.15 / 0.15 x 0.10. También existen en la vereda árboles añosos.


La casa de Ochagavía/Verduga, también llamada “El Solar de mis Mayores”



Con frente principal sobre la calle 25 de Mayo n.º 626, ochava y frente secundario sobre la calle Brown n.º 490,   se observa la envolvente del edificio que mandó a edificar la señorita Elena Verduga en el terreno donde existía la casa de su abuelo, don Miguel Ochagavía, popularmente llamado “El Solar de mis Mayores” o, también, en el lenguaje coloquial de los vecinos, “el edificio colonial” (sic).

Precisamente, la denominación como “solar” de sus “mayores” alude al terreno, donde existió otro edificio antes que el actual.

Se trata de un edificio proyectado y ejecutado en lenguaje neocolonial, como un gesto arquitectónico epocal de fuertes representaciones simbólicas para la localidad de San Isidro y su identificación con sus orígenes hispánicos. El estilo neocolonial (lo mismo que en el caso de la ciudad de Salta) proveyó una coartada para afirmar aquellas referencias de pretendido abolengo.

Su construcción data del año 1928 y estuvo a cargo del constructor Lanfranconi, quien, al parecer, también fue su proyectista.

Su planta original revela un polígono irregular con un amplio jardín en el sector sudeste. Se accedía por un zaguán y constaba de una amplia sala contigua al jardín, un hall, un dormitorio con baño conectado, una habitación con acceso a la sala, el enorme comedor con bay-window, cocina, lavadero, WC, pieza de servicio y dos terrazas (una de ellas dotada de un banco del tipo “poyo”).

En 1939 la misma propietaria encargó al constructor local López Ornia y Cruz una ampliación, manteniendo el estilo de la casa. Los locales interiores aumentaron en número, a expensas de la superficie de los grandes salones como el comedor o la sala. Pero no habrá mermado aún el jardín, según veremos enseguida.

En efecto, el ex intendente Ing. Orlando Williams, en el año 1943, mencionó el edificio especialmente, en su conferencia Remembranzas de cuando fui Intendente de la Villa de San Isidro (publicada en forma de libro ilustrado un año después), e incluyó la fotografía tomada, por encomienda suya, por el fotógrafo sanfernandino José Saracco.




Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela". Colección Saracco. N.º 19.


El documento fotográfico aportado por Williams permite comprobar lo que revelan los planos: que el edificio, originalmente, difería en el volumen de la ochava, el cual antes era más bajo y resguardaba un amplio jardín a cielo abierto.

También era diferente la continuación del lado noroeste del volumen principal, según veremos enseguida.

Se aprecia invariablemente el gran tamaño de la fachada, evidenciado en el doble imafronte de su portal, rematado en un frontis mixtilíneo, acompañado de impostas.



Las ventanas del frente exhiben guardapolvos con forma de moldura curva. En la ventana de la ochava anterior, no existía este elemento de resguardo, toda vez que aquella, dotada de una reja de silueta cuadrada, era más bien una abertura o asomo, para hacer visible el jardín desde la vereda.

Actualmente, en la ochava reformada, el guardapolvos queda formado por una doble hilera superpuesta de tejas, manteniéndose el cierre con una reja de barrotes de hierro, con decoración central.



También las ventanas de la fachada principal (todas ellas altas, tres a la izquierda y dos a la derecha), quedan cerradas con rejas de barrotes de sección cuadrada (colocados en forma oblicua, a la usanza colonial) con decoración central. 

Hacia el lado noroeste, se observa actualmente que la altura del muro sufre una disminución para asumir, en ese tramo, la referencia a las antiguas “tapias” bajas con tejas. Se ha colocado allí un acceso vehicular.



En el estado anterior del edificio (según se observa en la fotografía de Saracco), esa continuación hasta la casa vecina era diferente ya que existían tres ventanas bajas y, a continuación, la verja y los pilares de la propiedad lindera. No tenemos a la vista documentación catastral, pero podría plausiblemente conjeturarse que esa propiedad haya pasado a integrarse, más tarde, al lote esquinero.

Corre en todo el desarrollo de la fachada un zócalo ortogonal, que calca las entrantes y las salientes del volumen edificado, y cuyo revestimiento de mosaicos ha sido incorrectamente pintado, hace ya tiempo.

En la puerta principal (doble y fabricada con tableros) pueden observarse aún los restos de un hermoso aldabón de metal, aunque incorrectamente pintado, lo mismo que la boca de un buzón.




También pueden observarse, en la puerta de servicio en la calle Brown n.º 490, como antes dijimos, un llamador y un picaporte originales, hechos en hierro, en unidad de estilo.




Más allá de las reformas interiores, siguió resintiéndose la superficie del otrora gran jardín, ahora sumamente invadido por volúmenes edificados en sus bordes. En síntesis, la parcela y la vivienda han atravesado, por lo menos, por las siguientes etapas y propietarios:

a) El edificio original que habitó el señor Ochagavía, hoy inexistente. Es plausible suponer que se haya realizado en lenguaje academicista;

b) El actual edificio neocolonial encargado por su nieta, la señorita Elena Verduga en 1928;

c)  Las reformas y ampliaciones de 1939;

d) Las reformas posteriores, cuando ya no pertenecía a la familia Verduga, sino al señor Gerardo Lorenzino; con un acrecimiento de superficies en 46,50 m2 que debieron ser regularizadas entre 1967-1969 y probablemente correspondan a esa misma época.

e) La etapa del Grupo Médico "El Solar" iniciada en 1990;

f) Cuando funcionó allí IOMA, hacia 2010;

g) La actual etapa deshabitada y de desmaterializaciones interiores.



Estado de conservación y demoliciones recientes:

Es de lamentar especialmente la desmaterialización del hermoso zaguán revestido de mayólicas (muy conocido entre los vecinos) tras la puerta principal, donde se leía aquel cartel que daba nombre al lugar: “El Solar de mis Mayores”. Adviértase, además, que el zaguán aparece como un local invariable en toda la evolución del edificio, lo cual reforzaba el valor de su autenticidad como espacio identitario.




Bonus track: el cambio de uso en el año 1990.



Carta abierta. 24.XI.1990. AÑO 5. N.º 123.





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