Por Arq. Marcela Fugardo
Los bienes y sitios históricos requieren, hoy más que nunca, de una adecuada interpretación que satisfaga un primer nivel de accesibilidad, en este caso cognitiva. La Plaza Mitre de San Isidro carecía de esta interpretación y ofrecía al paseante un paisaje bello, pero desprovisto de referencias históricas, y una serie de elementos conmemorativos y funcionales sin explicación suficiente.
La experiencia de los "centros de interpretación" o "espacios de interpretación" alojados en los sitios históricos ha demostrado, en las últimas décadas, su eficacia didáctica, su valor en la creación de lazos identitarios con el lugar y su efecto multiplicador. Su costo es mucho menor que la instalación de "museos de sitio".
Durante mi desempeño como directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela", en el año 2019, tuve la oportunidad de proponer la creación de un centro de interpretación para nuestra plaza matriz. Se trata de un local cerrado, a un lado de la escalinata principal, que provee un espacio adecuado a este objeto, bajo el lema identitario de "Mi Plaza Mitre". Se inició, incluso, a sugerencia mía, una campaña de colaboración de los vecinos, mediante el envío de fotografías, favoreciendo una más consciente apropiación del lugar.
Los Centros de Interpretación, que todo lugar o bien monumental debería ofrecer en mayor o menor escala, no es más que el resumen interpretativo y presentado al público de lo que el sitio es y el por qué de su valor patrimonial.
Centro de Interpretación Plaza Mitre
Idea, guión y textos: Marcela Fugardo
Diseño gráfico: Paula Fugaretta
Plaza Mitre
Los pueblos y ciudades tienen sus lugares identitarios, aquellos espacios de uso público en que todos los vecinos pueden reconocerse, como parte de una misma comunidad.
De los muchos lugares y paisajes de San Isidro que se asocian a nuestros recuerdos, sin duda, la plaza principal, es aquel que más densidad de identidad nos provoca. Espacio de ocio, recreo y paseo de todos los sanisidrenses. ¿Quién no la atravesó, alguna vez, bajo la sombra de sus tipas?
Al apropiarla como parte de nuestra identidad le damos sentido como bien patrimonial.
LA PLAZA MITRE ESTABLECE UN PUENTE CON ESE PASADO QUE LAS GENERACIONES SUCESIVAS RECONOCEN COMO PARTE DE UNA HISTORIA COMÚN.
Algo de historia
Nuestra Plaza principal posee una característica singular, que se deriva de la historia urbana de San Isidro y marca la diferencia con otros poblados bonaerenses: porque San Isidro nació sin plaza, contrariando los preceptos de las leyes de época española, y aún después de la Independencia, que mandaban fundar las ciudades a partir de una "plaza matriz" y diseñar un "damero" de calles y manzanas alrededor de ella, en cuyo contorno se ubicaban la municipalidad, la iglesia y la escuela.
En San Isidro no fue así, por eso se dice que, como fenómeno urbano, su origen es "capellánico" (porque surge de una capilla fundada por Domingo de Acassuso) y que su traza urbana es "espontánea" (porque se fue formando a partir de la radicación de pobladores en el entorno de la capilla).
Pero a medida que San Isidro crecía, se hizo necesario tener, como el resto de los poblados de la comarca, una plaza asociada simbólicamente al lugar de su fundación. Y como la fundación se vinculaba tradicionalmente con aquella pequeña iglesia, lo más natural fue destinar como plaza, el amplio solar por delante del atrio y el camposanto parroquial.
Así, nació nuestra plaza principal, que comenzó a construirse y a parquizarse hacia 1870 y que al principio no tuvo nombre propio. Pero en 1921 fue bautizada como Plaza “Presidente Bartolomé Mitre”, al cumplirse el centenario del nacimiento del prócer.
Desde entonces es, simplemente, la “Plaza Mitre”. Y a medida que nuestros recuerdos se arraigan en ella, se convierte, para cada sansidrense, en parte de nuestra historia personal.
Por eso queremos que la conozcas, la recorras y la disfrutes; y que puedas decir, con el orgullo de lo propio, esta es Mi plaza Mitre…
LÍNEA DE TIEMPO
6.000 AC Formación geológica de las barrancas con la última ingresión marina.
1450 Ocupación aborigen de la costa y las barrancas.
1580 Juan de Garay reparte chacras en el Pago de la Costa.
1706 (28 de agosto) Domingo de Acassuso compra 200 varas de terreno frente al río por una legua de fondo (172 metros x 5000 metros), y erige una capilla y su capellanía dedicada a San Isidro Labrador. Las tierras incluían el polígono de la actual plaza.
(14 de octubre) Domingo de Acassuso adquiere otras 100 varas, lindantes con las anteriores.
1806 Frente al atrio de la iglesia, el párroco Bartolomé Márquez convoca y arenga a los jóvenes del pago para acompañar a Pueyrredon en la Chacra de los Márquez y sumarse a la Reconquista de Buenos Aires.
1872-76 La Municipalidad contrata con Luis Gachet tareas de nivelación del terreno de la plaza, jardinería y arbolado.
1895 La Plaza ya se encuentra trazada según un plano de 1899, de los ingenieros Servatius y Welter.
1910 (25 de diciembre) Inauguración del monumento al presidente Bartolomé Mitre.
1913 (31 de diciembre) Inauguración del reloj floral, el primero en Sudamérica.
1921 (21 de junio) Con motivo del centenario del nacimiento de Bartolomé Mitre, se le impone su nombre a la plaza y se inaugura una placa artística.
1934 (15 de mayo) Inauguración del busto del Dr. Adrián Beccar Varela, intendente de San Isidro entre 1913-1915.
1938 Embellecimiento general del paseo, nuevo embaldosamiento e iluminación.
1964 La plaza integra el polígono declarado
ese año Lugar Histórico Nacional (Decreto PEN N.º 9226).
1971 (24 de diciembre) Inauguración de dos bebederos artísticos, donados por la empresa Wonderland.
1972 (26 de julio) Dos artefactos explosivos provocan la muerte de un bombero voluntario, graves lesiones a otro y a dos policías.
Inauguración de la Feria de Artesanos.
1974 Inauguración del Hito de la Argentinidad N.° 2, que recuerda la participación de San Isidro en la Reconquista.
1986 (abril) Inauguración del Monumento a la Paz, en recuerdo de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, por el Intendente Melchor Posse.
1989 Inauguración del busto de Mons. Pedro Menini.
2022 (12 de noviembre) Inauguración de las obras de reconstrucción de la Plaza Mitre.
1- PAISAJE SIN RELATO
En el
comienzo, donde hoy se ubica la plaza Mitre, existía el paisaje prehistórico.
Su memoria era la memoria viva y latente de la tierra y su biodiversidad, donde
grandes mamíferos, como los tigres dientes de sable o los megaterios, recorrían
el territorio.
Aquel
escenario carecía de las barrancas, que vinieron a formarse cuando las aguas,
antes más alejadas de la ribera actual, hicieron su ingresión en la
planicie continental, dando forma a nuestra topografía identitaria.
Mientras esto ocurría en aquella época remota, en Egipto se levantaban las
pirámides.
A este
período de una geografía sin relato (porque la prehistoria de San Isidro no
registra marcas humanas) siguió la "protohistoria" de San Isidro
(la primera antropización del medio físico pero sin testimonio escrito), con el
asentamiento de los guaraníes, llamados por los españoles "guaraníes de
las rosas", por su costumbre de trabajar la tierra superficialmente,
apenas rozándola.
Vivían en
grandes chozas, eran recolectores, cazadores y pescadores, pero también
cultivaron ingeniosamente el oficio de la labranza, con herramientas
rudimentarias, en las numerosas "sementeras", donde sembraban y
cosechaban maíz, batata, mandioca, poroto, zapallo, etcétera.
Precisamente, la fertilidad de las tierras de la costa norte del río de la
Plata atrajo su llegada.
Estas
familias de guaraníes cuyos nombres ignoramos fueron los pobladores del
Pago de la Costa al momento de la llegada de los españoles. Aquí estaban desde
antes del repartimiento de las chacras por el fundador Juan de Garay.
¿Se
animan a imaginarlos, construyendo y habitando sus viviendas en el actual
casco histórico, arando los terrenos del Bajo, recogiendo el agua del río,
recorriendo las "rastrilladas" o primitivos senderos, subiendo y
bajando por la pendiente de la barranca y, por las noches, contemplando la
misma luna y las mismas estrellas que podemos ver nosotros en el cielo,
por encima de la Plaza Mitre?
2- CUANDO EN LA PLAZA HUBO UN
CAMPOSANTO
El
primer enterratorio del pueblo de San Isidro fue un “camposanto”, emplazado en
las adyacencias del templo patronal.
Una
alusión indirecta a este escenario fúnebre anexo al templo puede leerse en las
instrucciones a la Capellanía de San Isidro de 1770, donde consta que era función
del sacristán, entre otras, “llevar la
cruz parroquial en los entierros y procesiones”, que ocurrían en aquel
único camposanto lugareño.
El
historiador Adrián Beccar Varela anotó en 1906: El atrio de la vieja iglesia, así como toda la parte de su entrada, se
veían cubiertas de mármoles blancos, con sentidas inscripciones que indicaban
que debajo de ellas descansaban los restos mortales de un vecino.
Seguramente
era un cementerio pequeño y austero, que ocupaba el atrio y se extendía hacia
la actual Plaza Mitre, separado por una tapia y pavimentado con losas al ras
del suelo. En algún momento, exhibió una cruz y su peana de ladrillo que hizo
colocar la Hermandad de Ánimas.
Con
la creación del Cementerio Municipal en 1838, dejó de funcionar como enterratorio
y paulatinamente comenzaron a desocuparse las sepulturas y trasladarse los
restos y sus lápidas a la nueva necrópolis.
De
este modo, ese confín de la plaza se despojaba de toda visual funeraria.
3- DISEÑANDO EL PASEO ROMÁNTICO
A
diferencia de la generalidad de las plazas bonaerenses, la Plaza Mitre presenta
un rasgo distintivo: se desarrolla en dos niveles, siguiendo la morfología de
la barranca. Su parte alta, recuperaba antaño las visuales hacia el río y
funcionaba como uno de los varios miradores panorámicos del casco histórico.
La
concepción para el diseño original del paseo, como escaparate social, respondió
a los mandatos de un romanticismo tardío, que propiciaba el encuentro con el
paisaje, dotándolo de valores de jardinería, con tipas, palmeras, arbustos y
flores, trazando senderos que invitan a su recorrido (e iluminados en las
noches mediante esbeltas farolas), construyendo elegantes escalinatas
embellecidas con balaustres y copones de referencias clásicas, y completando la
ornamentación con una fuente, como si fuera el jardín de una quinta señorial.
Esta
fuente monumental de líneas clásicas, ubicada en ese sector alto, estaba dotada
de tres platos sobre una base acampanada o conopial, decorada, y sobre dos
fustes. El plato superior descansaba sobre la cabeza de una estatuilla con
forma humana, ataviada con túnica.
Puede
verificarse su presencia antes del año de la demolición del antiguo templo parroquial
(1895), según se observa en una vieja fotografía. Años más tarde, aparece
desplazada hacia los canteros del sector bajo del paseo, aunque no debe confundirse
con la fuente actual, que es posterior.
Todas
estas notas románticas que daban carácter al paseo, se acentuaban, de alguna
manera, por el carácter de villa veraniega que ostentaba San Isidro en aquellos
años.
4- EL PRIMER RELOJ FLORAL DE
SUDAMÉRICA
La
iniciativa de instalar un reloj floral para completar el embellecimiento de la
plaza de San Isidro, le fue sugerida al intendente Adrián Beccar Varela por su
amigo José Tomás Sojo, quien le envió una postal de Edimburgo con la imagen de
un artefacto de esas características.
Es
tradición que, dada la singularidad de la propuesta (iba a ser el primer reloj
floral de Sudamérica), el edil custodió tan celosamente el proyecto que
resguardaba esa postal en su bolsillo para evitar que, por acaso, llegara a
conocimiento del intendente de la Capital, y este anticipara la novedad en
algún paseo porteño…
La
tarea de instalación fue encomendada al relojero local, José Testorelli, quien
consideró el encargo “un desafío a su profesión”. La maquinaria de origen
francés fue adquirida en la casa Mautte y Mariotti de la Capital y trasladada
en tren hasta San Isidro.
Testorelli
llevó prolija nota de cada gasto y de las tareas realizada día tras día,
desde el 6 de noviembre de 1913 hasta su inauguración, el 31 de diciembre:
A las doce de la noche, al compás de
las campanas de la iglesia (hoy catedral) y con el marco de la banda de música
municipal, se pone el reloj en marcha definitivamente, quedando inaugurado
allí, ante un una gran concurrencia de autoridades, vecinos e invitados,
quienes ovacionaron al intendente municipal Dr. Adrián Beccar Varela y al
relojero José Testorelli, finalizando el acto con una sencilla fiesta.
El
reloj floral constituyó un alarde de tecnología al servicio de la belleza de la
plaza y pronto despertó la curiosidad de vecinos y visitantes que llegaban de
todas partes para verlo funcionar. Desde entonces, se ha convertido en una
marca identitaria del pueblo de San Isidro.
5- LA PLAZA MONUMENTADA
1910
Monumento a Bartolomé Mitre
Autor: Juan Arduino (italiano, 1857 – 1912).
Inauguración: 25 de diciembre de 1910.
La
ceremonia inaugural de este sobrio monumento, (el segundo levantado en San
Isidro), fue concurrida y comentada, contando con la asistencia de figuras
políticas nacionales, provinciales y municipales (digamos que el “mitrismo”
residual y militante casi en pleno) y numerosos vecinos.
La
ceremonia dio comienzo con un discurso de Carlos Félix Malbrán, en nombre de la
Comisión organizadora, a quien siguió el discurso oficial del Dr. Emilio Frers,
varias veces interrumpido por aplausos, quien encuadró la iniciativa del
monumento en los festejos del Centenario de Mayo. Luego hablaron: el intendente
municipal Andrés Rolón (destacando el esfuerzo popular de vecindario para
concretar la estatua), el gobernador provincial general Arias quien prefirió
ceder la palabra al ministro de gobierno Dr. Néstor French, quien hizo notar
que en 1906, al fallecer Mitre, se dictó un decreto provincial de honores, que
incluía la preparación de un proyecto de ley para erigirle un monumento en La
Plata; y que habiendo sido ya sancionada la ley, y no habiéndose todavía
cumplido su propósito, el pueblo de San Isidro venía a anticiparse a la propia
capital bonaerense.
Hablaron
también don Nicolás Granada y la niña Sabina Mazza.
Al
concluir la ceremonia (que debió ser prolongada), los escolares entonaron el Himno a Mitre del presbítero Calcagno,
un nativo de San Isidro. Una nota curiosa fue el reparto de “vistas
fotográficas” del monumento y de un folleto con la biografía de Mitre. También
se acuñaron medallas.
Luego,
la concurrencia pasó al local de la intendencia municipal, donde fue servido un
lunch y pronunció un brindis Juan
José Lanusse. El general Arias, que había preferido no pronunciar un discurso
en la plaza, no pudo esta vez eludir el pedido de los presentes en el salón y
tuvo que improvisar unas palabras (“que
sentimos no recordar textualmente”, anotó el cronista de La Nación). Dado el éxito logrado con la
improvisación de Arias, la concurrencia pidió que hablara, también, Indalecio
Gómez, ministro del Interior, quien no se negó a hacerlo, naturalmente.
Pero
el festejo parecía interminable: en el chalet Las Brisas, don Rodolfo Jiménez y
su esposa doña Juana Bustamante convidaron con una taza de té a las damas y
señoritas, y la reunión social se prolongó hasta últimas horas de la tarde.
El monumento
Ejecutada
en mármol de Carrara, la estatua se asienta en un pedestal de granito y
representa a Bartolomé Mitre, de pie, con ambas manos en los bolsillos del
pantalón. Este gesto era característico en él, y es tradición que así se lo
solía ver, paseando como un vecino porteño más. Además, el característico reloj
cadena guardado en el chaleco y el chambergo apoyado sobre una tribuna,
aparecen en la escultura. De este modo, la estatua sanisidrense evoca aquel
episodio de un célebre mitin político donde Mitre habló a la concurrencia sin
el sombrero puesto, alegando que ante el soberano se descubre el orador.
Se
trata del primer monumento en homenaje a un prócer que se levantó en el Partido
de San Isidro, a cuatro años del fallecimiento de Mitre.
El escultor Arduino
Señalado
como piamontés o turinés, Juan Arduino había estudiado en institutos de Bellas
Artes de Turín, Florencia y Roma. Obtuvo numerosos premios en exposiciones europeas.
En Buenos Aires, adonde llegó en 1891, recibió encargos particulares de
familias principales y ejecutó esculturas en edificios públicos, entre ellas un
desnudo masculino de la Escuela Roca y numerosas piezas en el cementerio de la
Recoleta. También, la corona fúnebre para el rey Humberto I y la Fuente de los
Delfines de Belgrano.
Ya
antes del Mitre para San Isidro había realizado un “busto” del prócer, que
quizá sea el medallón que se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Otra obra que lo vincula a una de las familias más caracterizadas de San Isidro
es la alegoría de La Caridad, para el asilo de Hermanas Pobres de San José
(Bella Vista), congregación fundada por la madre Camila Rolón.
1921
Relieve escultórico de homenaje al
centenario del nacimiento de Mitre
Ubicación: cara frontal del pedestal del Monumento a Mitre.
Autor: Ernst Müller-Braunschweig (alemán, 1860-1928).
Ejecución: Casa Gotuzzo y Piana.
Inauguración: 21 de junio de 1921.
El
centenario del nacimiento de Bartolomé Mitre dio motivo a un homenaje cuyo punto
central fue la misa en el templo parroquial, y la inauguración de un relieve en
bronce que representa a Mitre en un discurso parlamentario. Su inauguración
coincidió con la imposición del nombre de “Presidente Bartolomé Mitre” a la
plaza.
La
Comisión de homenaje fue presidida por Adrián Beccar Varela, quien hizo entrega
formal de la placa artística al Municipio. Al aceptar el obsequio, el intendente
García Valdivia oficializó, como se dijo, el nuevo nombre impuesto a la plaza.
Como recordatorio del acto, se repartieron retratos y medallas con la efigie de
Mitre.
También
en aquella jornada se colocó una placa de homenaje a Mitre en la esquina (hoy
demolida) de las calles 9 de Julio y San Martín (actual Av. Del Libertador), indicando
el nuevo nombre de la plaza sanisidrense.
Inscripción:
26.VI.1821 - EL PUEBLO DE SAN ISIDRO - 26.VI.1921.
1934
Busto del Dr. Adrián
Beccar Varela
Autor: Mario Balbi (¿? -1939).
Inauguración: 15 de mayo de 1934 (en el marco de
las fiestas patronales).
La iniciativa del monumento y la
ceremonia inaugural
Cinco
años después del fallecimiento en Madrid de Adrián Beccar Varela, quien fuera
vecino preclaro, historiador, e intendente municipal de San Isidro (1913-1914),
la prensa local anunciaba la inauguración de un busto conmemorativo en la Plaza
Mitre, proyecto que fuera concebido por una comisión popular en el marco de sus
homenajes póstumos, presidida por el Dr. Manuel Pestaña.
Una
primera colecta popular fracasó, en coincidencia con la crisis de 1930. También
fracasó el aporte de las entidades futbolísticas. Pese a ello, con esfuerzos
aislados de la Municipalidad de San Isidro, entidades comerciales, centros
educacionales y personas conocidas por Adrián Beccar Varela, pudo concretarse
(“tras muchos esfuerzos”, como señala el folleto de homenaje) el programa
recordatorio que incluía: a) colocación de una placa en su sepulcro; b)
imposición de su nombre a una calle de San Isidro (ex Sarandí); y c) el busto. Resultó
ganador del concurso el artista Mario Balbi, que recibió en pago la suma de
$8.000.
La
inauguración tuvo lugar la tarde del día 15 de mayo de 1934 (previa misa y procesión
en el programa de las fiestas patronales) y contó con la adhesión de diversas
instituciones locales, entre ellas, los diferentes centros salesianos sanisidrenses
(recuérdese que el homenajeado era cooperador de la Obra de Don Bosco y que el
escultor Mario Balbi pertenecía a la comunidad educativa salesiana). También se
asociaron a la convocatoria la Compañía Unión Telefónica del Río de la Plata,
la Asociación Argentina de Foot-ball Amateur, el Colegio Carmen Arriola de
Marín, la Asociación Libanesa de San Isidro, la Compañía Argentina de
Electricidad, el Club Atlético Boca Juniors, el CASI, la Biblioteca Popular de
San Isidro, el Sr. José Luis Gatti (empresario del Cine Acassuso), el diario La
Comuna, la Asociación de Fomento “Los Amigos de Martínez”, la Cervecería
Quilmes y el intendente municipal.
El
párroco bendijo la escultura en presencia, prácticamente, de la misma feligresía
que asistió al festejo devocional. Habló el presidente de la comisión organizadora,
Dr. Pestaña, quien entregó el monumento a la Municipalidad. Luego habló el
intendente Lambertini y los señores Máximo Álvarez Quintana y Federico Misa,
por la Liga Argentina de Football y por la Asociación Argentina, respectivamente,
y los jóvenes Oscar Hynes, Jorge Olivero y Dabil Yalj.
El busto artístico
El
busto fue ejecutado en bronce y colocado sobre un pedestal de piedra. Su mirada
se orienta hacia el “reloj floral” que fue iniciativa suya. Es destacable la articulación
formal de la figura con su basamento, en unidad de lenguaje expresivo art-decó,
lograda mediante la ondulación de los flancos del busto. Se trata de una
escultura que, sin despojarse de la preceptiva academicista para el retrato, ya
se presenta como moderna, y sigue la tendencia que venía abriéndose camino,
entre nosotros, en la década del 30. En tal sentido, el artista ha seleccionado
las líneas típicas para caracterizar verazmente a su modelo, eligiendo lo
predominante y, a la vez, descartando los detalles meramente anecdóticos.
1978
Hito de la Argentinidad N.° 2
Este hito, vinculado a la gesta de la
Reconquista de Buenos Aires, reproduce la voz de orden del párroco Márquez,
convocando a los milicianos locales para asistir a Pueyrredon en la Chacra de
los Márquez, en el Fondo de la Legua.
A principios de los años 70, el
Instituto de Investigaciones Históricas del Fondo de la Legua estableció la
demarcación de “hitos”, en diversos puntos de la provincia de Buenos Aires y de
la CABA, de lo que dieron en llamar “Las 40 leguas”. La iniciativa se propuso
amojonar y conmemorar con pequeños monumentos (construidos en las décadas del
70 y 80), el camino recorrido por las tropas y los sucesos acontecidos durante
la Reconquista de Buenos Aires en 1806.
Cada hito exhibe una lápida de mármol,
de carácter didáctico, con una leyenda epigráfica que explica al transeúnte lo
ocurrido en cada uno de esos lugares.
Acompaña esta placa una mayólica de la
Virgen de Luján, que recuerda que los reconquistadores se inspiraron en el
manto de la Virgen, para confeccionar las cintas que los identificaban:
Del manto celeste y la túnica blanca de la Virgen de Luján fueron tomados nuestros colores patrios. A
falta de uniforme militar los gauchos de Pueyrredon usaron como distintivo en 1806,
dos cintas llamadas "las medidas" de 38 centímetros de largo que era el alto de la Virgen.
1989
Busto de monseñor Pedro Menini
Autor: Ernesto Aloisi (argentino, 1935 –
2000).
Inauguración: 1989.
Pedro
Leopoldo Menini fue párroco de San Isidro entre 1933 y 1961, y luego, entre
1965 y 1966. Falleció en 1987. Su título de “monseñor” fue una prelatura de
honor, ya que no ocupó la sede episcopal.
Encargado
y donado por la Fundación “Natalio Salvatori”, es un busto ejecutado con
economía de recursos expresivos, a modo de retrato en cemento.
La
instalación del busto fue precedida de un monolito y dos placas: una de la Agrupación
San Isidro Tradicional, y otra del Concejo Deliberante. La primera de ellas
recuerda a Menini con tres títulos entrañables y fruto de la estima popular:
cura, gaucho y amigo. Precisamente, por iniciativa de esta Fundación fue
encargado el monumento.
Existe
otro ejemplar de la misma pieza en el sepulcro de Menini, en el Cementerio
Central de San Isidro, fechado en 1990.
6- MARCAS IDENTITARIAS. LADRILLO SAN ISIDRO Y OSN.
La primitiva pavimentación de los senderos de la Plaza se realizó con ladrillos fabricados en San Isidro, que lucían, a modo de marca, el nombre S. ISIDRO calado en una de sus caras. Otros llevaban impresa la sigla OSN, aludiendo a su producción en la Fábrica Nacional de Ladrillos, de Obras Sanitarias de la Nación.
Los comienzos de la Fábrica Nacional de Ladrillos se vinculan con las grandes obras de salubridad y saneamiento de Buenos Aires. Una comisión creada para el análisis e investigación de las distintas plantas que pudieran abastecer con materiales nobles y de buena calidad, ubicó en San Isidro una pequeña fábrica que producía, con máquinas a vapor, un ladrillo similar al requerido y que se destacaba por la buena calidad de la tierra utilizada.
En 1873 el Estado Nacional adquirió aquel establecimiento industrial ubicado fuera de la traza del pueblo, en las actuales Av. Centenario y Tomkinson, en un terreno cuadrangular de ocho cuadras de lado, totalizando una superficie de 130 hectáreas. En pocos años fuer equipada con los elementos necesarios como el horno Hoffman, que permitía el secado de ladrillos en forma masiva, para la elaboración de grandes cantidades. El transporte de las piezas desde San Isidro hasta la Capital se hacía a través del Ferrocarril del Norte (actual Línea Mitre).
Las características más notables de estos ladrillos son la homogeneidad de su pasta, los bordes lisos y de corte limpio; y su peso, mayor que los artesanales. En sus caras principales presentan un ligero hundimiento, donde se halla la marca: S. ISIDRO, OS u OSN.
Fue la primera industria relevante del partido y tuvo una importante repercusión local como fuente de trabajo ya que empleaba más de doscientos operarios con sus familias. La fábrica produjo entre 1882 y 1883 la cantidad de 6.542.190 ladrillos, alcanzando para 1902 la cantidad de 71 millones de ladrillos, una cifra importante para la época.
El país contó en ese entonces con la primera fábrica en su clase, que proveyó de material de excepcional calidad a las grandes obras y proyectos como el Palacio de Aguas Corrientes, la Casa de bombas (actual Museo Nacional de Bellas Artes), el muro de contención, los docks de Puerto Madero, las cocheras presidenciales, la plaza de Barrancas de Belgrano, el rosedal de Palermo, los senderos y la fuente del Club Atlético San Isidro.
Y, naturalmente, en la Plaza Mitre, donde pueden verse estas piezas, en el sector medio del paseo, al pie de la escalinata, que fueron preservadas como parte del proyecto de reconstrucción de la plaza, en 2022, como testimonio de la primera gran industria sanisidrense.
7- LA APROPIACIÓN FESTIVA: ACTOS
PATRIÓTICOS, MÚSICA, PROCESIÓN Y KERMESSE
A lo
largo de los años la Plaza fue consolidándose como escenario de festejos
populares, ya fueran actos patrióticos, religiosos o la tradicional kermesse
asociada a la celebración patronal del 15 de mayo, operándose, de este modo,
una apropiación festiva del paseo.
No
faltaron los acordes que sonaban desde la glorieta, que ejecutaban las bandas musicales
en las noches de verano, y que se popularizaron con el nombre de “retretas”.
Tanto interés despertaban en el vecindario que hasta los diarios de la capital
las anunciaban en sus páginas sociales como atractivo estival para disfrutar en
el suburbio.
Los
actos patrióticos, de fuerte intensidad cívica, solían congregar a una numerosa
concurrencia en torno al palco oficial, desde el cual eran pronunciados discursos
y, a veces, se entonaban declamaciones poéticas por parte de escolares. Nunca
faltaba el canto del Himno Nacional, las bombas de estruendo, las guirnaldas, y
las aclamaciones y los aplausos que daban marco al júbilo y al fervor así
expresado por la comunidad.
Otro
evento inseparable de la Plaza, desde tiempos inmemoriales ha sido, cada 15 de
mayo, la procesión en homenaje a San Isidro Labrador. La devoción religiosa que
convoca el santo patrono, se plasma en la reunión popular en la plaza y sus
alrededores, acompañando con cánticos y oraciones las imágenes procesionales de
Isidro y su esposa, Santa María de la Cabeza. Una práctica habitual, asociada a
la procesión, consistía en realizar durante varios días una kermesse en la
Plaza misma, donde aún hoy muchos recuerdan haber tomado parte en los juegos y
entretenimientos con premios (que iban desde un pollito hasta un chanchito) preparados
por diversas instituciones sanisidrenses.
8- LUZ, CÁMARA... ¡ACCIÓN!
La
romántica belleza paisajística de la Plaza Mitre, donde el frondoso arbolado
presta su sombra a escalinatas y balaustradas, y el entorno edificado acompaña
el conjunto, no escapó al ojo atento de más de un director de cine. A la voz de
luz, cámara, acción, actores y bailarines podían desplegarse en el paseo y dar
vida a escenas cinematográficas que recreaban el pasado.
Un
buen ejemplo de esta utilización artística de la Plaza es la película “Los
muchachos de antes no usaban gomina” protagonizada por Rodolfo Beban y Susana
Campos y dirigida por Enrique Carreras, en el año 1969. Varias escenas,
incluyendo una viva coreografía, fueron rodadas en la Plaza Mitre, simulando
una elegante evocación de época, de comienzos del siglo XX, donde no falta el
paso de un tranvía por la calle del bajo.
LOS
MUCHACHOS DE ANTES NO USABAN GOMINA
Dirigida por Enrique Carreras
Guion: Norberto Aroldi según la obra
teatral homónima de Manuel Romero
Música: Tito Ribero
Fotografía: Antonio Merayo
Montaje: Jorge Garate
Escenografía: Gori Muñoz
Sinopsis: un joven de buena familia
que aconsejado por su padre, rompe con una relación para casarse con una chica
de alta sociedad. Ya en la madurez, casado, viejo y aburrido, rememora con
tristeza los tiempos pasados.
Protagonistas: Rodolfo Beban, Susana
Campos, Osvaldo Miranda, Carlos Estrada, Nora Cárpena, Sabina Olmos, Juan
Carlos Dual, Beba Bidart, Guillermo Battaglia, Soledad Silveyra, Néstor Fabián,
Rolo Puente, Pablo Alarcón, Trissi Bauer, Virginia Romay, Norberto Suárez,
Daniel de Alvarado, Jorge de la Riestra, Juan Alighieri, Juan Carlos Lima,
María Esther Gamas.
Duración 115 minutos
Estreno: 13 de marzo de 1969
Productora: Argentina Sono Film
9- UN ACTO DE SERVICIO QUE TERMINÓ EN
TRAGEDIA
En
el año 1972, cuando comenzaba a gestarse en la Argentina un clima de violencia
política, la Plaza fue escenario de uno de esos episodios que enlutarían al
país.
El
26 de julio de aquel año, aniversario del fallecimiento de Eva Perón, los
Bomberos Voluntarios de San Isidro fueron alertados acerca de la colocación de
uno o más artefactos explosivos en la Plaza. Al llegar al lugar, un explosivo
colocado junto a un busto de Evita en lo alto de la escalinata, ya había
provocado serias heridas a dos agentes policiales. Los bomberos comenzaron a
actuar y luego de las primeras maniobras de resguardo de los transeúntes, arrojaron
agua a un segundo paquete sospechoso ubicado a los pies del Monumento a Mitre.
Pero, a pesar del empleo del agua, la bomba no alcanzó a ser neutralizada y al
detonarse, provocó gravísimas e irreversibles lesiones a dos bomberos
voluntarios que participaban del operativo, Carlos Ayala y Ricardo Niro. El
primero de ellos falleció días más tarde.
Un
tercer bombero que se hallaba en el lugar, Alfredo Gattinoni, sufrió una fuerte
crisis nerviosa y como sobreviviente de aquella tragedia, en el año 2022,
compartió su testimonio con este Centro de Interpretación, en recuerdo del acto
de servicio de sus compañeros
En
1997, al cumplirse 25 años del hecho, fueron ofrendadas tres placas de bronce
que todavía hoy recuerdan a los bomberos caídos en cumplimiento del deber.
10- MI PLAZA MITRE: ESCENARIO PARA UNA
MEMORIA FAMILIAR
La
fotografía vino a popularizar, con la marca de la modernidad, ese deseo latente
en el corazón de los seres humanos de inmortalizar un instante. Ciertos
momentos y también ciertos lugares invitan a esa ilusión de eternización de la
cual son portadoras las imágenes fotográficas.
La
Plaza Mitre fue, es, y seguirá siendo uno de esos lugares donde vale la pena
retratarse. Ya sea con motivo de un paseo familiar, un acontecimiento inusual
como fue la nevada del 9 de julio de 2007, o la tradicional foto de los novios
el día de su casamiento.
Asociar
un momento entrañable a cualquier rincón de la Plaza mediante una fotografía,
es la construcción anticipada de un recuerdo. Y la suma de todos esos recuerdos
retratados en la Plaza Mitre construye ese gran álbum donde se identifica una
comunidad.