Por Marcela Fugardo
Durante
la administración del Juez de Paz Luis Emilio Vernet, en 1862, la Municipalidad
de San Isidro adoptó como señal de identidad visual un “sello” (ya que, por no
seguir las reglas de la ciencia heráldica, no debería llamarse un escudo), de
corta vigencia, que representaba su carácter de tierras de labranza, compuesto
por un óvalo angulado apaisado, de contorno doble perlado, donde se dibujaron herramientas
de labranza: una gavilla, un rastrillo, una guadaña y, en la parte superior, un
sol radiante.
Para
1877, la Municipalidad había adoptado otro sello identitario, también oval
apaisado, en cuya bordura llevaba la leyenda “Municipalidad de San Ysidro”, y
en su parte central exhibía una rama de olivo.
La
falta de un blasón en el sentido propiamente heráldico dio lugar a la
utilización, en la papelería oficial, entre los años 1894 y 1896, de una
impronta semejante al primitvo escudo nacional que también usó la Provincia de
Buenos Aires (adviértase que las ramas corresponden al roble y al laurel) con
la leyenda “Intendencia Municipal” en su contorno.
En
1906, al cumplirse el segundo Centenario de la fundación de la Capilla y
Capellanía dedicadas a San Isidro Labrador, a pedido del cura párroco que era
el P. Juan P. Viacava, el vecino Adrián Beccar Varela concretó su obra San
Isidro-Reseña histórica, texto de referencia hasta hoy. El día de los
festejos oficiales, Beccar Varela pronunció un discurso en homenaje al capitán
Domingo de Acassuso y al pueblo de San Isidro, con fuerte énfasis en el valor
de la tradición y de la historia como modelo de los pueblos. Además, para esta
ocasión, Adrián Beccar Varela bosquejó una medalla alusiva, cuya iconografía
recoge la leyenda fundacional (ya que, según señaló el P. Francisco Actis, no
puede tenerse por “tradición” sino por relato legendario compuesto por Mariano
Pelliza) que retrata un árbol (el célebre espinillo), un sol naciente a lo
lejos, una capilla y un caserío como germen del pueblo capellánico.
Escudo y sello oficiales
Durante
la intendencia del vecino Andrés Rolón, el Honorable Concejo Deliberante en la
sesión del 29 de diciembre de 1915 (folios 79 y 80), a través de su presidente
Jorge Gowland, y ante los concejales Carlos Hoevel, Horacio Montes de Oca,
Fermín Ataún y Perfecto Iglesias manifestó que:
Acto continuo el señor
Presidente presentó á la consideración del H. Concejo el siguiente proyecto: H.
Concejo: Siendo necesario establecer definitivamente el sello ó escudo
municipal de San Isidro, á fin de que tenga un carácter propio, que represente
la tradición que sirve de base á la
historia de su fundación, no solo para que él sea usado en los actos
oficiales de la Municipalidad, sinó también para distribuir entre las
autoridades superiores la medalla que debe servirles de distintivo, he creido
conveniente presentar á vuestra consideración los siguientes proyectos, últimos
de mi actuación municipal:
Ordenanza
Artículo 1.º: Declárase escudo oficial de la Municipalidad de San
Isidro, el que será formado por un dibujo igual al que se estampó en la medalla
que se distribuyó para el segundo centenario de la fundación de San Isidro,
representando la tradición del capitán Domingo de Acassuso, que representa un árbol,
un sol naciente, a lo lejos una capilla y un pueblo.
Artículo 2.º El sello
oficial de la municipalidad estará formado por su escudo, contorneado por una
inscripción que diga: “MUNICIPALIDAD DE SAN ISIDRO, DEPARTAMENTO DELIBERATIVO O
DEPARTAMENTO EJECUTIVO en cada caso.
Artículo 3.º
Comuníquese, etc.
Adviértase
que, por primera vez, la Municipalidad distingue entre su “escudo” y su “sello”
(éste último incluía el blasón).
Al
día siguiente, 30 de diciembre de 1915, la Ordenanza quedó sancionada y, el 6
de enero de 1916, Avelino Rolón emitió un Decreto encomendando al Dr. Adrián
Beccar Varela “la composición de dicho escudo conforme con la Ordenanza de
referencia.
En
una nota publicada el 13 de mayo de 1916 en La
Razón, el propio Adrián Beccar Varela decía: “Fuimos encargados, por decreto de la Intendencia, para reunir los
antecedente históricos para el escudo, y proyectarlo. Encomendamos a nuestra
vez la tarea de la preparación heráldica del escudo al inteligente y patriota
presbítero Carlos Ruiz Santana”.
Vale
decir que participaron dos ingenios en esta empresa visual: un historiador para
reunir los antecedentes y un heraldista para diseñar el blasón. Debe anotarse
que el P. Ruiz Santana, aunque no se ciñiera de modo ortodxo a las reglas de la
heráldica, se dedicó a diseñar numerosos escudos eclesiásticos para obispos
argentinos y otros blasones.
En
otra nota publicada en el mismo medio, pero más tarde, el 14 de mayo de 1923,
Beccar Varela señalaba que aquella Ordenanza “no se cumplió porque el Intendente Rolón terminó su período y los que
los sucedieron no se interesaron por ella”.
La labor de Ruiz Santana y variantes posteriores
Sin
embargo, el presbítero Carlos Ruiz Santana (1878 – 1956) como dijimos antes, heraldista
eclesiástico casi oficial cumplió con la realización del blasón sanisidrense,
basado en aquella iconografía de referencias fundacionales legendarias pero muy
arraigadas en el afecto vecinal. Cabe mencionar que el P. Ruiz Santana había
transcurrido el año 1906 como teniente cura de la parroquia de San Isidro,
participando en los festejos del segundo Centenario.
Debe anotarse, además, que existe una versión policromada del escudo, cuya lámina original se conserva en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro y que ofrece algunas variantes respecto del dibujo de Ruiz Santana. Se trata del escudo pintado por un denominado “Hermano Julián” (según la rúbrica al pie), que concede especial protagonismo al espinillo de Acassuso y enmarca la escena en la forma de una aureola del tipo mandorla (en lugar del ovoide); y que en lo demás se atiene a la iconografía ruizsantanesca (aunque el sol naciente sobre el río aparece aquí antropomorfizado).
Como puede observarse, las versiones posteriores empleadas por la Municipalidad mezclaron elementos iconográficos de ambos diseños, manteniendo el pergamino alrededor de la elipsis (aunque, en algún momento, añadiendo una cresta trebolada), y privilegiando con mayor escala el espinillo.
Dejando
a un lado la descripción estrictamente heráldica, y en el plano iconológico, en
todos los casos vemos los elementos de la leyenda (el espinillo del sueño de
Acassuso) sumados a las notas de origen y topografía del poblado (barranca,
río, iglesia, rancho), plasmados gráficamente en la heráldica.
Volviendo
a Ruiz Santana, puede notarse que la elipsis u ovoide (rodeada por un pergamino
o cuero a modo de cartuccio o cartela
decorativa) contiene la figura principal del espinillo donde, según la leyenda,
don Domingo de Acassuso tuvo el sueño místico que lo impulsó a fundar la
capellanía. Acompañan al arbolillo, una barranca, la primitiva capilla, un sol
naciente sobre el río y una modesta construcción, de tipo rancho, que simboliza
al incipiente poblado.
Así lo describe Santana:
Lleva en el campo del escudo Municipal, un espinillo, las barrancas de San Isidro (los Montes Grandes) y el sol naciente dorando las aguas del Paraná porque bajo un espinillo corpulento, contemplando desde las altas barrancas, el río, los campos cubiertos de verde, el cielo purísimo y el sol esplendoroso, don Domingo de Acassuso, soñó con que, si llegara a ser rico, fundaría una capilla y edificaría un templo en honor de San Isidro Labrador. Acassuso fue con el andar del tiempo, de una manera providencial, hombre de gran fortuna. Fundó la capellanía, edificó la iglesia y fue fundador de San Isidro. De ahí los emblemas adoptados en el Escudo Municipal.
Su iconografía, que remite a versión legendaria del
origen de San Isidro y a sus improntas geográficas, es un apelativo, a ese
imaginario colectivo de los sanisidrenses y una expresión de notas y valores
que conservan su vigencia en nuestra comunidad: el paisaje de la barranca y el
río, los árboles, la fe y el trabajo.
Valoración
patrimonial
El escudo de San Isidro, más allá de su valor como
emblema oficial, es para los sanisidrenses un verdadero “semióforo”, una señal
de identidad que, a través de sus elementos iconográficos nos interpela en
cuanto al vínculo que esta comunidad viene estableciendo desde hace varias
generaciones con su pasado más remoto. Es, por ende, una parte de nuestro
patrimonio identitario, en la vertiente de la heráldica.
Bibliografía y Archivos consultados
De Masi, Oscar Andrés: Adrián Beccar Varela. La tradición como identidad. El progreso como mandato. Maizal ediciones, 2017.
Lozier Almazán,
Bernardo: “Reseña heráldica sanisidrense” en El Arcón de los Recuerdos. Crónicas sanisidrenses. Carta Abierta,
1995, p. 93.
Rousset, Ivonne:
“Vocación – Patria – Estudio. Reseña de la vida y obra del Presbítero Carlos
Ruiz Santana (1878 – 1956), en Revista
del Instituto Histórico Municipal de San Isidro N.º XX. Municipalidad de
San Isidro, 2006, p. 165.
Libro de Actas 1915. Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de
S.I. “Dr. Horacio Beccar Varela”.