martes, 11 de junio de 2024

PARROQUIA DE LA CONGREGACIÓN EVANGÉLICA ALEMANA EN MARTÍNEZ



Texto extraído de la obra (inédita) EL TEMPLO PARROQUIAL DE LA CONGREGACIÓN EVANGÉLICA ALEMANA EN MARTÍNEZ: ARQUITECTURA Y MEMORIA AL SERVICIO DE UNA MISIÓN

Autor: Oscar Andrés De Masi


La creciente instalación de familias evangélicas de habla alemana en la zona norte del Gran Buenos Aires, en la década de 1930, motivó una reflexión congregacional acerca del mejor modo de atención pastoral de aquella comunidad, en el marco de un proceso más general de “descentralización” del núcleo porteño, en favor de los residentes en diversos puntos de los alrededores de la Capital.

La llegada desde Alemania, en 1933, de la colaboradora parroquial Gertrud Rosenstock, vinculada desde su patria a los hermanos Otto y Wilhem Stephan, permitió su instalación, primero en la ciudad de Buenos Aires (Esmeralda al comienzo y el barrio de Nuñez, después) y, ya a finales de los años de 1930, junto con la señora Margarethe Cruse, en la vivienda que la Congregación alquiló en la calle Pasteur n.º 421 en ese apacible barrio de la localidad de Martínez. Puede situarse allí, pues, el comienzo de la actividad congregacional en la zona, prontamente en aumento. El primer culto había sido celebrado en el templo metodista de Martínez por el pastor Rodolfo Obermüller, en 1935.

La insuficiencia del espacio disponible en aquella casa quedó de manifiesto casi enseguida y se superó con la adquisición, en subasta, del mencionado inmueble alquilado hasta entonces en la calle Pasteur n.º 421, del llamado barrio "Parque Alvear" (que en algunos planos de loteos de los años 30´s aparece mencionado, también, como "futuro Parque Unzué").

El costo inicial aprobado para la obra se había fijado en 1951 en $480.000.- y su acotado programa de necesidades contemplaba una capilla, un salón parroquial y una vivienda.

Sin embargo, durante el año 1952, la inestabilidad de precios de ciertos rubros como los salarios y los materiales de construcción, determinó que el proyectista elevara un “profundamente meditado informe” justificando un aumento de $100.000.- A esta cifra debió sumarse el costo de adquisición de varios muebles de madera para atender el culto, con lo cual el presupuesto llegó a los $600.000.-, más un fondo del 12% para atender gastos imprevistos. La colecta de fondos debía comenzar lo antes posible.

El proyecto fue encomendado al arquitecto Lohrmann, miembro de la Iglesia. Las tareas constructivas fueron confiadas a la empresa de Alfredo Kirsch, bajo la supervisión de, también, un miembro de la Comisión Directiva y del Consejo de Delegados de la Congregación, el ingeniero Jacobo Baumann.

La colocación de la piedra fundamental debió demorarse, desde el 27 de julio hasta el día 24 de agosto de 1951, con motivo del fallecimiento de Eva Perón y el duelo oficial subsiguiente, que fue largo. Las obras duraron casi dos años y concluyeron en setiembre de 1953. Según relató Helga Harteneck, el arquitecto Lohrmann, acompañó la entrega de la obra con una síntesis de su intención como proyectista y como miembro de la comunidad: "-Yo lo hice por idealismo y por la gloria de Dios-".


La ceremonia inaugural

El último culto alemán en un edificio ajeno se realizó en la iglesia metodista de Martínez el 13 de setiembre de 1953, en horas de la tarde.

La inauguración del nuevo templo parroquial se realizó un mes después de la entrega de la obra finalizada, el día 18 de octubre de 1953.

La Memoria de la Congregación registró la presencia de unas mil personas en la ceremonia inaugural, que asistieron a un protocolo de "pase" de las llaves del templo de mano en mano: del arquitecto Lohrmann al presidente de la Congregación (Sr. Hans Lahsuen); de éste al presidente del Sínodo, Prospt Marczynski, quien las entregó al pastor distrital Ostrowski. Unos jóvenes, a su vez, entregaron a los pastores los accesorios para el altar. Según la cronista Helga Harteneck, en este gesto debe leerse un símbolo del necesario “dar y recibir” entre los fieles y los ministros de la Congregación.

Se hicieron presentes, también, representantes de otras iglesias protestantes: de la Confederación de Iglesias del Río de la Plata, de la Facultad Evangélica de Teología y de la Congregación Metodista.

El primer bautismo se celebró pocos días después, el 23 de octubre, y el día 25 del mismo mes se realizaron las primeras confirmaciones. Pronto comenzó a funcionar la escuela dominical, mientras se reiteraban los cultos.

Si bien las dimensiones de la capilla eran reducidas, una característica de diseño  permitía su acomodamiento al mayor número de personas, ya que los cultos fueron enseguida en aumento: el eje del templo y el eje del salón parroquial se prolongaban hacia el exterior formando un ángulo recto. De este modo, y abriendo su ancho portón, el salón parroquial se integraba espacialmente a las ceremonias más concurridas. La acústica del templo, por su parte, era muy ponderada.

Tiempo después se adquirió a la familia Grotewold la casa de la calle Santa Rosa nº 442. Vale decir que se contaba entonces con la iglesia, el salón parroquial (y un departamento en su primer piso) y dos casas pastorales. La vinculación de los edificios mediante un jardín con su plátano, creó un ámbito de singular encanto y sosiego que aún hoy puede apreciarse.

En junio de 1966 fue inaugurado el órgano Walcker de 500 tubos, que había costado DM 37.000.-, obtenidos por colecta.






 

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