miércoles, 16 de julio de 2025

VALORACIÓN PATRIMONIAL DE LA SUBUSINA DE MARTÍNEZ, UBICADA EN LA CALLE VICENTE LÓPEZ N.º 39.

Por Marcela Fugardo



Identidad del edificio

Construido en 1924 por la Compañía General de Electricidad, la cual había ganado el año anterior la licitación del servicio de suministro por diez años, el edificio constituye un testimonio de la cultura industrial de los albores de la provisión de electricidad al entonces pueblo de Martínez. Las letras, caladas por debajo de la cornisa, enuncian la identidad del lugar y pronuncian un discurso de memoria asociada al suministro eléctrico. Los números romanos sobre el parapeto superior registran la fecha de su construcción: MCMXXIV.


Acerca de su construcción y ampliación

El Expediente municipal N.º 20-C-1924 se inicia con una nota mecanografiada dirigida al intendente municipal de San Isidro, fechada en San Fernando el 14 de enero de 1924, donde la empresa solicita el pronto despacho para la aprobación de los planos de construcción de un edificio para la instalación de “una sub-usina primaria, oficina de reclamos, casa de habitación para el encargado del Partido, galpones de materiales y caballerizas”, en el terreno, propiedad de la Compañía Argentina de Electricidad, de la calle Vicente López entre la Av. Centenario (sic.) y Albarellos, en Martínez, Manzana A, lotes 9 y mitad del 10. Cabe mencionar que esta compañía había obtenido entonces la licitación por diez años y, de acuerdo con el contrato de concesión vigente, quedaba eximida del pago de derechos construcción.

Acompañaban la nota dos planos: N.º 2120 - “Sub-estación en Martínez” y N.º 2121 - “Caballeriza y cochera (Anexas a la subestación Martínez)”; ambos fechados en San Fernando el 2 de enero de 1924 y firmados por el arquitecto suizo Gaspard Bornhauser (1860 - 1929).

El 26 de enero se expidió el ingeniero municipal Tomás R. Salas aprobando los planos presentados, y ratificando que, de acuerdo al contrato, les correspondía la eximición del pago de derechos. El día 31 se extendió el permiso de construcción, elevando el Expediente a la Oficina de Impuestos a efectos de notificar al solicitante, lo que se despachó el 1.º de febrero.

En la planta baja del inmueble se ubica la Oficina de reclamos con acceso directo desde la calle; en la parte posterior, un gran sector subdividido para alojar los transformadores, que viene a ser el meollo tecnológico del lugar. Una escalera conduce a la casa del encargado, en el primer piso. Allí, desde el vestíbulo se accede a la cocina, al baño y al comedor, y desde este último al dormitorio. Hacia el fondo del terreno, con acceso franco desde un portón en la línea municipal, se ubicaban la cochera y el pesebre para los caballos.

El plano para “Caballeriza y cochera” da cuenta del uso, todavía en aquel entonces, de la fuerza motriz animal para transporte. En el corte B-B, se observa el entrepiso, donde se conservaba el forraje para alimentar los caballos.


Acerca de la empresa CADE

La Compañía Argentina de Electricidad S.A. –la CADE– (luego sucesora de la CATE), inició sus operaciones en 1909, adquiriendo la usina que tenía instalada en San Fernando los señores Rufino Varela, con Carlos y Ángel Cúneo. La nueva sociedad suministraba corriente eléctrica al mencionado Partido y a los de Vicente López, San Isidro y las Conchas. Posteriormente, y en forma paulatina, fue extendiendo sus servicios a otros partidos; y así, en 1929, suministraba corriente eléctrica, además de los nombrados partidos, a los de Morón, General Sarmiento, Moreno, Merlo, La Plata, Magdalena, Pilar, General Rodríguez, Marcos Paz, General Las Heras, Cañuelas, Esteban Echeverría, San Vicente y Brandsen.

En San Isidro le fue otorgada la concesión del servicio, por 10 años, en 1923.

En 1936 cuando la CADE se hizo cargo de los servicios que prestaba en la ciudad de Buenos Aires y Avellaneda la Compañía Hispano Americana de Electricidad (CHADE), sucesora de la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad (CATE).

En 1958 la CADE integró como accionista mayoritaria la empresa mixta Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (Segba), vendiendo sus acciones al Estado argentino en 1961.


Acerca del autor del edificio 



El arquitecto Gaspard Bornhauser nació el 12 de enero en Weinfelden, cantón de Turgovia. Estudió en el Technicum Winterthur de Suiza y en l'Ecole des Beaux Arts de París donde se graduó de arquitecto en 1883. Arribó a la Argentina en 1886 y comenzó a trabajar en Buenos Aires en 1888 con estudio en Cuyo (actual Sarmiento) 2489. 

Participó en el proyecto y la construcción de vías férreas en el sur de las provincias de Buenos Aires, Neuquén y Río Negro. Diez años después de obtener su título de competencia en arquitectura realizó las residencias del Dr. Simon en San José 1409, el edificio de Bartolomé Mitre 2800, para Gorbea el edificio de Condarco 345 y el de Christophle en Condarco 355. También tuvo a su cargo las obras de Pedro de Mendoza 2691, Montevideo 752-754, Carmen 51, Bartolomé Mitre 1699 y el hotel de Av. Caseros 677-679 (c. 1910). 

Formó empresa con su hijo Gaspar H., con quien realizó los edificios de Sarmiento y Callao, Viamonte 1727 y 2085, Sarmiento 1331, Tacuarí y Belgrano 901 y Arguibel 2875. Una vez establecida como “Bornhauser Empresa Constructora”, construyó el edificio de Hidalgo 25 y 35. Falleció el 7 de junio de 1929 y sus restos descansan en el Cementerio alemán de Buenos Aires.

- Datos biográficos: Alemanes en la Arquitectura argentina. Buenos Aires, CEDODAL, 2005.


Fotografía de Gaspard Bornhauser 
publicada en la Revista de Arquitectura N.º 103, 
Julio de 1929.

Sepultura familiar Bornhauser. 
Cementerio Alemán de Buenos Aires.


Arquitectura sistémica: dos edificios de igual autoría y de similares características en el Partido de San Fernando

A efectos de darle a la Usina un marco de arquitectura sistémica, presentamos la siguiente fotografía que registra el edificio sede de la Compañía Argentina de Electricidad, ubicado en el Partido de San Fernando, en la esquina de 3 de febrero y Sarmiento, frente a la plaza principal, también obra de Gaspard Bornhauser. El edificio exhibe en su fachada la marca de autoría del arquitecto y, en la actualidad, funciona allí la fiscalía local. 



La marca de autoría aún presente en los sillares de la actual fiscalía de San Fernando.

A media cuadra, sobre la calle Sarmiento, se encuentra la Subusina San Fernando, de análogas características arquitectónicas que la de Martínez. Su frente exhibe un gran farol de época y las letras caladas “SUB USINA SAN FERNANDO”.





Valoración patrimonial de la Subusina de Martínez

El inmueble en cuestión tiene un diseño que responde al estilo industrial funcional de principios del siglo XX, característico de la arquitectura vinculada a la generación y provisión de energía, y cuya preservación resulta fundamental, dado que este tipo de construcciones establece una conexión visible con la historia, la cultura y la memoria de nuestra comunidad.

Este inmueble configura, además, un registro material de las transformaciones tecnológicas en el ramo de los servicios públicos para la comunidad local.

Por otra parte, debe señalarse favorablemente el estado de preservación de la autenticidad compositiva de su fachada, más allá de detalles de incorrecta aplicación de pintura superficial.



Detalles de sillería de lenguaje neoclásico en la fachada.

En efecto, esa fachada acusa (aunque interferidos por acotados elementos decorativos, como por ejemplo los dentículos por debajo de la cornisa, entre otros) algunas notas propias de los edificios industriales y ferroviarios de la época, tales como el despojamiento general de recursos ornamentales en relieve, los arcos rebajados en las aberturas de la planta baja, los paños repartidos de tipo fabril y sin celosías (para optimizar el ingreso de la luz diurna) de la ventana en esa misma planta, el tratamiento plástico de los seudo sillares que, en los ángulos de los planos salientes a modo de pilastras, exhiben perfiles dentados, etcétera.

Por otra parte, mantiene su protagonismo volumétrico y expresivo-formal en la cuadra, tratándose del edificio más antiguo en ella.

En suma, el edificio reune valores de singularidad (es el único en su tipo en Martínez), de memoria industrial de época asociada al suministro eléctrico, de conexión sistémica con otros edificios de la misma compañía (he aquí un punto inherente a la actual doctrina de los bienes patrimoniales que integran sistemas de arquitectura funcional), de lenguaje estético epocal y de autoría cierta.





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